miércoles, 22 de mayo de 2013

PAISAJES PERDIDOS. MESON DEL SEGOVIANO

Andelfe liándola en el Mesón del Segoviano
 

El Mesón alternaba en sus paredes cuarteadas viejos bodegones y mapas de Castilla La Vieja con posters de dibujos del Quijote.
Han pasado muchos años y lo recuerdo muy vagamente, pero entrar en el Mesón del Segoviano era como traspasar el Armario del Tiempo de Mortadelo y Filemón.
Por los traspatios soplaba una corriente húmeda del fondo de los siglos que a lo mejor subía de un pozo entre las muralla milenarias (siglo XI) que descubrieron cuando pasó a mejor vida.


Era muy temprano, primeras horas de la mañana, y el sol de la calle aún no entraba al patio. Pero allí estábamos cuando asomaba por la balconada un huésped legañoso –a lo mejor un arriero que se había quedado doscientos años en el bucle espaciotemporal mientras la ciudad crecía a su alrededor. La prosaica realidad era que se trataba de un indigente (eso encuentro ahora en la biblioteca internauta: que fue en los últimos años refugio de indigentes), pero esperábamos que de pronto apareciera Clint Eastwood envuelto en el poncho mejicano.
Corría... 1986, creo. Un par de años después, el concejal Ramón Tamames –sí, el marxista, el economista- autorizaba el derribo y acto seguido una constructora de la que era copropietario RATA, edificaba encima de las murallas y silos musulmanes.
 
 



 
 
 
 
 
La cosa es que ya hacia… ¡1935!, el hoy demonizado César González Ruano deploraba el derribo inminente del mesón viejo (lástima pero no encuentro ese artículo). Lo de segoviano se lo puso Ramón Gómez de la Serna, porque el patrón en los años veinte era de allí, pero el nombre verdadero era la Posada de San Pedro, construida en 1740.
La guerra y el franquismo debieron mantenerlo en salmuera. Luego vino la transición con sus trapis y su desarrollo sostenible. Ahora mismo la Cava Baja es una especie de museo del jamón y del vino transitada por turistas no ya de fuera sino de Madrid mismo. Tarde o temprano se lo habrían cargado o habrían hecho una exposición de mesones…



 

martes, 21 de mayo de 2013

PUERTAS

 



 
Ha muerto Randy Krieger, el organista –ese organito característico- de los Doors. Ha muerto muy viejo, casi tan viejo como El Rey (no me estoy refiendo a Elvis, sino a Juan Carlos). El caso es que me ha parecido de pronto como si se catapultara al futuro un hipotético abuelo de Jim Morrison -un abuelo quizá a veces un tanto pesado: los discos que siguieron grabando los Doors sin Morrison eran muy malos.
Durante años les cogí mucha manía a los Doors, a cuenta de aquella película de Oliver Stone que canonizó a Jim Morrison como icono de chulos y autentiquísimos, un tío melenas que va a París siguiendo la estela de Rimbaud y de Verlaine, un snob, un  borrachuzo…
Incluso llegué a deshacerme de algunas grabaciones. Qué gilipollas. Ahora recupero su música y vuelvo a flipar de nuevo. Y a la vez simpatizo con el borrachín cinéfilo, Morrison me parece un malogrado personaje de novela de Raymond Chandler: el jovenzuelo con ínfulas artísticas (poeta, estudiante de cine) radicado en LA, que desaparece sin dejar rastro. Cuando se le supone en Arizona o Nuevo Mexico, en compañía de algún chaman, ensayando con el peyote, se tiene noticia de su muerte víctima de alcohol y drogas…



 
(Post scriptum: chapeau por el batería de la banda, que dejó pasar millones de dólares por delante de su door –y  el consiguiente mosqueo del resto del grupo- al negarse a vender la música a los anunciantes de automóviles. Refr: Diego A Manrique, Jinetes en la tormenta)

Jinetes en la tormenta
 
 

 

domingo, 19 de mayo de 2013

FINAL DE UNA FIESTA


Ayer, en el parque del Calero, entre las sombras de los árboles, cuatro o cinco txoznas sin gente, a los lados del carril bici. Olor a fritanga y a carnaza. En la oscuridad caminamos atraidos hacia bolas de fuego que destellan en el aire. Titiriteros, comefuegos, piratas berberiscos...Junto con unos pocos niños, vamos siguiendo la comitiva, espectadores privilegiados de una representación en exclusiva. El parque desolado, vacío, barrido por la crisis, el frío mayo, la decadencia isidril, la resaca futbolera.
 
fots cortesía de ERZ
 
(Vale que no son las fiestas de El gran Gatsby, pero también tienen su punto...)
 


 
 


 

sábado, 18 de mayo de 2013

HACIENDO PATRIA

 


 
toda la historia en:
www.comerciosdonostiarras.com/establecimientos_detalle.php?...
 

EL GRAN GATSBY / EL GRAN MEAULNES

 
 
 
No he podido acabar ningún otro libro de Scott Fitzgerald, pero El gran Gatsby…  Algo tiene esta historia, quizá la manera de contarla, el punto de vista. Un narrador en primera persona pero que no narra su propia historia, sino la de otro personaje. Uno cuenta lo que sabe, hasta dónde sabe, después imagina, inventa, fantasea…Es la técnica de los narradores primitivos, de los niños fantaseando historias. (Uno ha intentado a veces hacer algo parecido y no es fácil, nada fácil). Parece que aquí Fitzg se inspiró en El gran Meaulnes, novela que debió leer por entonces, la única  que escribió el francés Alain Fournier, muerto en acción de combate cuando la grand guerre, y con la que comparte no sólo el título semejante y el punto de vista narrativo, también el reverso de un cuento de hadas que puede hacerse pesadilla… La peli de Gatsby me ha parecido una astracanada vistosa que no aporta demasiado, pero que bueno, vale, tiene un pase.






martes, 14 de mayo de 2013

PAISAJES PERDIDOS. EL PALACIO DE LA DUQUESA.

 
 
 














Todavía no lo está –perdido del todo- pero le quedan dos telediarios al palacio dieciochesco.
Yo entré una vez cuando iba de reportero dicharachero, entonces el inmueble era casa de vecinos, que pagaban mil pesetas de renta antigua:  casas de cuatrocientos metros cuadrados en las que la vista se perdía hacia los techos altísimos...


Después los munícipes se pusieron farrucos y echaron a todo cristo a la calle. Menos a una vieja, cuasicentenaria, que había nacido en el caserón y allí murió no hace mucho.
Decían que iban a hacer una biblioteca, una academia de música, “alojamientos para jóvenes”. Rollos.

 
 
Aquello era el reino de la rata y la litrona, hasta que llegó una empresa de vigilancia que se llevó una millonada.
El palacio, en la cabecera del Rastro, contaba con la máxima protección histórico artística. Había pertenecido a la duquesa de Sueca, mujer de Godoy. 
Ahora lo declaran ruina inminente, y dicen que tiene peligro de derrumbe sobre el colindante instituto San Isidro (imágenes claustro instituto SI).
 






Algunas noches entre pitidos de ambulancia y pitidos de móviles pensaba en la ciudad profundizando hacia sí misma y en los patios abandonados, espadachines y caballerizas, laberintos subterráneos que descienden a los pozos de los árabes.
Patios dentro de otros patios y casas dentro de otras casas.
Una pena.






ON THE ROAD AGAIN



 
Hay veces que la literatura es más que la vida -por eso recurrimos a las novelas cuando nos aburrimos-. Hay veces que la vida es más que la literatura -no valen libros suficientes para paliar el dolor ni paramos en ellos cuando sentimos la felicidad…
Este comentario tan cursi vale para la versión cinematográfica de On the road.
Kerouac partió de la vida cotidiana –la suya y la de sus amigos- para conseguir un texto altamente  simbólico. Lo que hace el director Walter Salles es deshacer el nudo gordiano del libro e intentar cambiar la letra por la imagen, pero sin la química y alquimia de JK todo es rutinario, previsible, Kerouac y sus amigos unos chicos americanos bastante bobos. La carretera no huele a alquitrán, el jazz no huele a sudor, la benzedrina no deja resaca…



Algo se ha perdido en el trasvase: la novela como metáfora del viaje - el viaje como metáfora de la vida. Y esto, el origen proustiano del texto, se ve especialmente en el recientemente publicado rollo mecanografiado original -esto no lo digo por snobismo- una especie de non fiction en la que los personajes aparecen con sus nombres verdaderos…  Sal Paradise como Jack Kerouac y Dean Moriarty como Neal Cassady –chapero duro y violento en escenas recortadas de la primera edición de En el camino (también mola aquella primera versión, leída durante tantos años, troceada en capítulos como un texto “convencional”), pero que sí aparecen en el film.

 
 
Aquí hay hermosos paisajes, anécdotas deslavazadas, la peli picotea en el libro desleyendo la escritura contínua de Kerouac, la mirada intensa y la mano maestra que cohesionan todo. Una ilustración, demasiado clásica, demasiado medida, aunque a pesar de todo salgamos con buen sabor de boca, de aventura y libertad. Kerouac es mucho Kerouac  y algo de su magia ha pasado a la película… Aunque es probable que una novela como En el camino –tan visualizable en la mente del lector- resulte intraducible a imágenes filmadas.


martes, 7 de mayo de 2013

PAISAJES PERDIDOS: ISLA SAN CRISTOBAL

 
 
¿Fue MU quien me condujo al Paseo de los Caños? No sé si en “Recuerdos de niñez y mocedad” o en “Sensaciones de Bilbao” hablaba del viejo paseo romántico a orillas del Nervión, que confluía en la lejana isla San Cristobal. Excursiones extramuros en que la pequeña cabecita de lechuza –al Unamuno chico me lo imaginaba con la misma cara que de mayor pero con cuerpo de niño- se creía transportada a la naturaleza salvaje de Julio Verne.

   
Unas vacaciones de navidad, ya viviendo en Madrid, pero de vuelta al botxo, me aventuré con unos amigos por la zona. Había que pasar por delante de la estación de Achuri y remontar la cuesta de Miraflores y abandonándola en un punto, bajar hacia la ría.  Allí arrancaba el mítico y romántico paseo, o lo poco que quedara de él. Una senda de barro que marchaba paralela, unos metros por encima, de las vías del tren.


Aquella mañana hacía mucho frío y del Nervión subía un vaho neblinoso.  En la confluencia con Miraflores, metidos en un coche, unos tipos vestidos de monos azules, (entonces me parecieron muy mayores, pero yo era un quinceañero, andarían por los treinta) que habrían parado para hacer un descanso, cambiaban el bocata por jeringuillas sangrientas. Todo muy ochentero, o preochentero. Nos miraron furtivos y siguieron a lo suyo.

 
Caminábamos y la ciudad quedaba a nuestras espaldas. A lo lejos, en un momento, divisamos la isla ignota, cuando ya creíamos que todo era una simple ensoñación unamuniana. El paseo de Los Caños se interrumpía abruptamente al llegar a unas huertas y un senderito aún más estrecho descendía al nivel del agua, hasta un puentecito. Para entonces, había salido el sol y el cauce de la ría brillaba verde moco. Las huertas  quedaban sobre nuestras cabezas, como aterrazadas. Había un campamento de gitanos con sus burros correspondientes y, sentado en una balaustrada, un hombre grueso -camisa negra, sombrero negro, grandes barbazas, aunque de mirada dulce (me recordaba a Jorge Cafrune, aquel guitarrista que desde algún lugar de Hispanoamérica amenizaba por entonces las televisivas tardes dominicales).

 

El puentecito, de tablas de madera y barandilla de hierro, conducía a la isla, que me pareció pequeña y practicable como una isla de juguete, dividida entre una placita con suelo asfaltado y bancos, y una factoría abandonada, construcción de ladrillo visto y ventanas opacas a fuerza de polvo, que ocupaba la mayor parte del islote. Al otro lado, otro pequeño puente similar unía la isla con las riberas del barrio de La Peña. Aquella fue mi primera y última visita a la isla, hasta que un par de años después las inundaciones se llevaron todo por delante, puentes, plaza y factoría… Creo que desviaron el cauce del río –así que la isla queda ahora más mítica y literaria que nunca, a lo mejor hasta soñé que estuve alguna vez en ella.


 

(Las fotos que incluyo son del nuevo paseo de los Caños, recientemente reconstruido. En aquel sueño ni siquiera había el puente o viaducto que aquí sale en lo alto.)

CON MU EN FUERTEVENTURA


Aquí con mi paisano MU en Fuerteventura, acompañándolo en su exilio/vacaciones cuando PRIRI le confina a Fuerteventura, en una pensión de Puerto del Rosario, que es ahora casa museo, a cuya azotea sale el casto don Miguel a tomar el sol desnudo.  ("En estas mañanas, cuando el sol, al salir de la mar, me da, recién nacido, un beso en la frente...")
En esta otra foto parece que está prisionero, acorralado por las verjas, pero en realidad es que están haciendo unas obras. Además, MU es mucho MU. MUUUUU

"Para mí Fuerteventura fue todo un oasis, un oasis donde mi espíritu bebió las aguas vivificadoras y de donde salí refrescado y fortalecido para continuar mi viaje a través del desierto de la civilización".



(Otro ilustre exiliado de Fuerteventura es Durruti, pero eso como diría blogger es otra entrada, que a lo mejor se tituta Buenaventura en Fuerteventura. El montaje, extraido del blog desmotivaciones.es)

sábado, 4 de mayo de 2013

INFUMABLE PYNCHON





Ahora o nunca, me digo al iniciar un viaje a Canarias. Es el momento de leer las 1300 págs de El arco iris de gravedad de Pynchon. Así que me dirijo a la biblioteca municipal, donde el Pynchon duerme el sueño de los justos y me hago con el tocho. Con el peligro consiguiente de hundirse el avión con todos sus pasajeros. Le pregunto a L:
-¿Tú crees que lograré acabar el Pynchon?
-Ni harto de grifa.
Es verdad, ha sido un error garrafal. A mí que más me da saber que…

El arcoiris de la gravedad, publicado en Estados Unidos en 1973, constituye la novela más celebrada de Pynchon. Mezcla, con un virtuosismo que el autor no había alcanzado anteriormente, un gran número de temas ya abordados en sus primeras novelas: preterición, paranoia, racismo, colonialismo, conspiración, sincronicidad o entropía... Considerado como uno de los arquetipos de la Postmodernidad en literatura, El arcoiris de la gravedad ha suscitado un gran número de comentarios y de exégesis, dos "guías del lector" y numerosos ensayos. (Wikipedia)


Pronto, a las primeras páginas, comprendo que Pynchon no quiera aparecer en las fotos, salvo una que le hicieron en la mili de marinerito y eso porque estaba borracho. Pynchon pincha, tan barroco y tan recargado que no deja entrar al lector en su libro. Me recuerda, con sus personajes de carnaval y sus lucubraciones cientifistas, a Boris Vian, otro gracioso sin puta gracia. Me da igual que pululen por internet machotes que no sólo éste sino que se han tragado bodrios de similar envergadura como Contraluz, Mason y Dixon, y otras. Aquí ni intertextualidad ni participación ni hostias. El marinerito borracho es el típico que te mete la chapa , agarrándote del codo y echándote el aliento y babas mientras te cuenta la película, SU película.


(PD: Tal fue mi animadversión por haber cargado con el tocho que a un gordo descamisado y con las uñas de los pies como garras de águila asomando de las sandalias que nos quería timar por llevarnos en su barca a ver una isla le bauticé como el gordo Pynchon. Y a lo mejor era en verdad el escritor maldito que tan celosamente guarda su identidad de los medios, refugiado en una isla del Atlántico…)


"Para Pynchon, el mundo tiene un significado, sólo que es inaccesible porque hay ciertas fuerzas que se encargan de mantenerlo oculto. Tan sólo un círculo selecto de gente posee el secreto del significado del mundo, aunque al menos, se sabe que lo tiene."
Salman Rushdie, entrevistado por Eduardo Lago en El País Semanal, Madrid (25 de enero de 2009).
 Pues vale, pues me alegro...