lunes, 21 de julio de 2014

UN TAL TALESE




 


Yo había leído varios libros del tal Gay Talese, sin encontrarle la gracia del todo. Sus retratos de Sinatra, Cassius Clay, Di Maggio, que estaban bien; luego el libro sobre la Mafia, que era bastante soso. Y después, Vida de un escritor, que pensé sería lo último suyo que leería.
De aquel tocho me irritaron varias cosas. No entendía por qué Talese se llamaba a sí mismo “escritor”, si lo que contaba eran sus anécdotas de reportero, de plumilla (¿tan denigrante era titular Vida de un periodista?), ni por qué a los redactores jefe les llamaba “editores”. Tal era al menos la traducción literal, muy guiri.
En aquella “Vida”, Talese aprovechaba para colar todos los reportajes que los “editores” le habían rechazado. Había uno sobre una atleta china, otro sobre un restaurante de New York que tenía mal fario y todos sus dueños se arruinaban, otro sobre Lorena Bobbit (la que le cortó el pijo a John Wayne), otro más sobre…El libro parecía la venganza de Talese contra aquellos “editores”. Ahora sus vais a enterar.



Pero aquí en Spain, Alfaguara y Juan Cruz se empeñaban en publicitar a Talese, que era la bomba. También El Mundo le dio un premio de periodismo –lo cual pienso yo, no es ninguna garantía.
Pero algo se salvaba del libro, era el viaje de un joven Gay Talese a la Calabria de sus ancestros, sin entender él ni jota de italiano. Rebaños. Viejos trenes. Viejos palacetes donde los suyos vivían entre gallinas. Un aire de familia y al mismo tiempo de extrañeza.



Por eso este Los hijos es lo mejor de Gay Talese, la obra, sí, de un escritor, la reconstrucción de un mundo, que le atañe y al tiempo siente lejano. Durante diez años de investigación tira de ese hijo (errata), mezclando reportaje, ensayo, novela, historia, tratado de sociología…
Los hijos tiene sin duda algunas licencias de ficción, pero se ve que la documentación exhaustiva, la ambientación están al servicio de un gran (750 págs) propósito narrativo.    
Hay grandes personajes cuasikafkianos, como el Dr. Mattison, que monta en USA una colonia de trabajadores del amianto, un círculo vicioso del que no pueden salir muchos italoamericanos. Y grandes frescos narrativos, como las cien páginas que dedica a la participación de un tío suyo en la 1ª GM, frontera italoaustriaca.
Me ha flipao el libro y de ahí esta entrada.     

PD: “La guerra civil española duró hasta la caída de Barcelona a manos de las tropas de Franco en enero de 1939” (pág. 686). Ya te vale, Talese.

 
 

martes, 1 de julio de 2014

CRONICA TARDIA DE LOS STONES


 

Estos son unos pájaros de mucho plumaje, me dije al ver emerger, en la noche creciente, a los Rolling Stones. Había llegado a última hora, cansado, desalentado, indeciso, sin entrada, pero oyendo, a través de los años, escuchando imantado una musiquilla interior que me condujo a la estación del metro –menos mal que no hay que hacer transbordo-, a la hora exacta (que diría Muñoz Molina) de conseguir una entrada, a su precio exacto, a unos chavales muy majos de Santutxu (que me invitarían a unas cervezas), todo ello mayormente a la gloria económica de los Rolling Stones, cinco minutos antes de que salieran al escenario… Pañuelos de colores, hippies multimillonarios, pero con conciencia de Rolling Stones, de ser los Rolling Stones (no siempre pasa), creyéndose los Rolling Stones, quizá porque han visto las orejas al lobo –Jagger sobre todo- y saben que esto es lo que hay, ¿si no hacemos esto qué hacemos?, transmutando incluso lo que hicieron fuera de onda –Angie, hard rock, disco music- transubstanciándolo en su propia esencia, crecidos en las grandes pantallas, pequeños a lo lejos como lilliputs. Demasiado estadio, demasiada gente, demasiados ipods, demasiados madridistas de los cojones (la última/única vez que había estado aquí fue cuando el papamóvil hará treinta años, con el colegio), estos Rolling son un grupo en realidad subvalorado, pues prima en su valoración la fanfarria. Se tiraron los primeros veinticinco años para grabar sus grandes discos y los veinticinco siguientes para ejecutarlos –rentabilizarlos- en directo. Poco comerciales musicalmente, lo suyo es torbellino y carrusel. Lo del Bernabeu fue lo mismo de siempre –un concierto de greatest hits- pero con la maquinaria perfectamente engrasada. Time is on his side.