Dos westerns de ahora, uno, Slow west, como más indie, más fresco y humorístico, el otro, Deuda de honor (The homesman), más dramático y malrollero, aunque ambos compartan un mismo modelo-True grit, la de los Coen, más que el viejo clásico del viejo Wayne...
¿Una garantía de futuro para el género? La primera aguantó poco más de una semana en cartelera. En la segunda, para ver la cual hubo que desplazarse a un cine en casa/Cristo, la pequeña sala, abarrotada, resultó ser una especie de geriátrico-tal vez por una especial promoción edadista o algo- , con edad media de doscientos años, y eso que menda tampoco es un chaval, que ya va para el medio siglo...
Amigos de indios y vaqueros tenemos que recurrir a los canales autonómicos, donde se reponen los westerns a diario y con gran éxito, tal vez porque la España rural, con sus pueblos mal avenidos, con sus manadas de vacas y sus paisajes pelados, versión arena y rocas o arroyo y choperas, es también una reminiscencia del far west (o viceversa). Habrá que esperar la nueva de Tarantino, siempre que no sea el típico truño tarantinesco de diálogos interminables.
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