Las bocinas, los neumáticos, los motores zumbando. Una vez, volviendo yo desde Getafe, de algún curro absurdo que no daba ni para el autobús, volviendo andando por la mínima acera a un lado de la larga y ruidosa carretera, Madrid al fondo, a la vista engañosamente las torres de Plaza de España, el Palacio Real, lejano en realidad e inalcanzable. Kilómetros y kilómetros los cuarteles desiertos, a la salida o a la entrada de la ciudad, -pero entonces todavía algunos vigías en las garitas- y fantasmas de los generalotes, bajo el zumbido de motores, en las naves vacías, el eco de los disparos, si no estás tú conmigo pues estarás contra mí
martes, 6 de noviembre de 2012
RUINAS Y DEMOLICIONES
Las bocinas, los neumáticos, los motores zumbando. Una vez, volviendo yo desde Getafe, de algún curro absurdo que no daba ni para el autobús, volviendo andando por la mínima acera a un lado de la larga y ruidosa carretera, Madrid al fondo, a la vista engañosamente las torres de Plaza de España, el Palacio Real, lejano en realidad e inalcanzable. Kilómetros y kilómetros los cuarteles desiertos, a la salida o a la entrada de la ciudad, -pero entonces todavía algunos vigías en las garitas- y fantasmas de los generalotes, bajo el zumbido de motores, en las naves vacías, el eco de los disparos, si no estás tú conmigo pues estarás contra mí
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