Sea por chulería o hábil
marketing, el americano Denis Johnson se presenta como un punto fuerte en la
galaxia de escritores outsiders made in USA. Evasivo con los medios, vive con
su familia recluido en una granja de Idaho, destilando sin prisas una obra
narrativa intermitente. Hay que ir a lo que Johnson escribe, cosa que no
resulta fácil en España, donde el mercado, probablemente sin conciencia,
favorece su penumbra. De las nueve novelas de Johnson, sólo tres han sido
traducidas y también un libro de relatos, “Hijo de Jesús”, actualmente
inencontrable.
Se ha dicho que Denis Johnson (1949)
es un discípulo de la escritura de William Burroughs y de Charles Bukowski. En
algunas biografías del autor se alude, míticamente, a sus problemas con el
alcohol y las drogas. Quizá la influencia más perceptible de estos dos
descerebrados, a los cuales Johnson supera con mucho en percepción y en
profundidad narrativa.
De las tres novelas traducidas de
Johnson lo que llama la atención, en una primera lectura, es que parecen las
tres obras de autores diferentes.
“Angeles derrotados” (Anagrama,
1986 y 2009) era la huida hacia delante de la joven Jamie,
madre soltera en compañía de sus dos hijas, y su encuentro en un autobús con el
ex marine Bill Houston, que la lleva a casa de sus familiares en Arizona.
Después de una alianza con Bill al estilo Bonnye & Clyde y el atraco a un
banco, la novela termina con Jamie ingresada en un psiquiátrico, y su mente
desquiciada pasa a ser el punto de vista a través del que se narra la novela.
“El nombre del mundo” (Mondadori,
2003) contaba en primera persona la crisis de un profesor universitario después
de que su mujer e hija mueran en un absurdo accidente de tráfico, crisis que se
resolvía en una especie de parábola mística.
“Arbol de humo” (Mondadori, 2008) se presenta
engañosamente como un best seller sobre la guerra del Vietnam. Johnson, que no
estuvo en la guerra, comenzó a escribir el libro en 1982 y no lo terminó hasta
veinticinco años después, un novelón de seiscientas páginas.
Guerra intestina.
En “Arbol de humo” hay escenas de
campaña y de batalla –protagonizadas por los hermanos Houston, macarras del
Medio Oeste que vuelven desde las páginas de “Angeles derrotados”. Pero la
lucha verdadera no se libra en el frente, sino en los sinuosos recovecos de los
Servicios de Inteligencia y de la
CIA.
La trama se desarrolla a lo largo de seiscientas páginas, sin puntos de inflexión a los que agarrarse. Una historia en la que hábilmente Johnson no da nada por supuesto. No hay una verdad objetiva, sino la de cada uno de sus personajes, ambiguos e insondables, el propio Johnson parece desconocerlos.
Skip Sands, el joven espía norteamericano. Kathy Jones, enfermera de los Adventistas del Séptimo Día. El misionero Cardigan.
Y sobre todo, el coronel Sands, tío
de Skip –“el coronel”, por antonomasia- verdadero centro de la novela,
enigmático, legendario, un personaje que no tiene que envidiar al capitán Kurtz
encarnado por Marlon Brando en “Apocalypse Now”, y cuyo misterio sobrevuela
sobre todos los demás.
A Johnson le gustan los diálogos,
pero al tiempo que hablan sus personajes siempre está ocurriendo algo, en
alguna parte, que no pueden controlar.
Todos ellos libran una guerra
intestina en la que son a veces víctimas y a veces verdugos, sin saberse a
ciencia cierta quién tiene la pelota en cada momento. Al final, como en las
visiones zen, un resplandor parece mostrar la verdad antes de que vuelva la
oscuridad más impenetrable.
Escrito y publicado en el periódico Bilbao hacia verano de 2009... Desde entonces, nuevas ediciones y reediciones de DJ en el mercado, incluso Jesus, son. (Descarga, Santiago, que vienen los Reyes...)
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