jueves, 31 de agosto de 2017
lunes, 28 de agosto de 2017
lunes, 21 de agosto de 2017
MANZANO
Qué
bueno este libro sobre José Luis Manzano. Muy bueno y muy triste, tremendo.
Manzano,
el chico descubierto por el director Eloy
de la Iglesia en unos billares cuando iba a la busca de carne fresca, y
catapultado al star system cañí del cine nacional, catapultado y estrellado...
De
la Iglesia le coge como “actor fetiche” de sus películas
–Navajeros, Colegas, las dos del Pico, la Estanquera de Vallecas-, y además se lleva a vivir con él al muchacho. ¡17 tacos!, una época más turbia pero también más libre (tan es así que enseguida entran la hermana y luego la madre de Manzano como asistentas en casa del señorito Eloy).
Ahí
están, juntos y revueltos, los marxistas dialécticos y los chicos del arroyo,
De la Iglesia y su guionista Goicoechea instruyendo a Manzano y a Pirri sobre
la lucha de clases, y al final todos deshaciendo las papelinas con las uñas.
También
salen Quique San Francisco, Antonio y Rosariyo, el cura/pederasta Martín Vigil
y el cura/obrero Pedro Cid. Y un paparazzi de Interviu, un periodista/basura
que remueve los cubos para sacarla a la luz. Un vodevil muy madriles que
termina en la tragedia.
De
la Iglesia aparece como una loca y también como una faraona, reclutando a
actores y técnicos, previa pleitesía y vasallaje, para su cine
“sensacionalista”, que, con todo, ha quedado como de lo más visible de los
ochenta aún sin poder traspasar la barrera de la década.
Cuando
el sistema de producción por subvenciones deja fuera al molesto -personal y
artísticamente- director, su caída precipita la de todos sus acólitos, algunos
con red y otros sin ella, como es el caso de Manzano, “una personalidad
destruida o mejor, nunca construida, que vive en una paranoia fantasiosa”,
diagnostican los servicios sociales.
Ya
no más películas salvo la película de la vida que va en presente continuo y no
para nunca hasta el corten/pausa de la siguiente dosis.
A
Manzano se le veía mucho en la plaza de Chueca, o recorriendo las filas entre
los autobuses de Cibeles, dejándose ver, muy en actor. La sonrisa angelical y
un poco ida, ricitos de oro. Lo que dijo el Pirri: “un pringaíllo”.
El final no lo cuento porque se adivina.
El
que ha levantado toda esta época y entrevistado a los supervivientes y recreado
su atmósfera de frío y lluvia es Eduardo
Fuembuena, cineasta aragonés, que ha escrito un tocho de ochocientas
páginas, autoeditado (de venta en Amazon) “para evitar la autocensura”.
A
veces Fuembuena se enrolla mucho –documentación exhaustiva de las leyes del
cine, la política de drogas, el PC al que pertenecía Eloy, las asociaciones de
barrio, las parroquias –pero en el fondo sociológico se recortan con fuerza y
humanidad los personajes (personas) y todo ello contado con frescura y cierta
ingenuidad, en un tono antisistema/cristiata que sí, que tal vez no habría
pasado los filtros editoriales. A mí me ha parecido un libro importante.
arcangelexterminador.blogspot.com/2012/01/pedro-cid-eloy-de-la-iglesia-y-jose.HTML
LOS OJOS ABIERTOS: EL CINE DE ELOY
asislazcano.blogspot.com/2016/11/el-cine-de-eloy.html
domingo, 13 de agosto de 2017
CALLING ELVIS
si
hay que pedirse un Elvis que sea el de los 60, esquivo y aceitoso como un indio
apache.
El
de los 50 también es grande, vitamínico y acelerado, bailando las descargas
eléctricas de Scotty Moore, gran guitarrista desaparecido tardíamente en el
anonimato (2016).
El
Elvis Presley del que Bob Dylan recordaba, oyendo la radio nocturna en la
adolescencia: “Escuchar a Elvis era como escaparse de la cárcel”.
Dicen
que cuando ep volvió de la mili el chico de Mississipi no era el mismo, era un
doble, un clon, como en los tebeos de Capitán
América.
A
lo mejor Elvis Presley no tenía muchas luces. Pero es que es de esos intérpretes
puros, cantante cantante, que no compone nunca y nunca pretende conducir la música
sino que se deja arrastrar por ella.
Has pinchao, macho... |
Bajo
las órdenes del manager coronel Parker un puñado de infumables películas, y la
grabación de decenas de baladas intercambiables.
Elvis
llega a los años 70 atiborrado de farmacopea y ya hasta el final
con algo de animador turístico o cantante de geriátrico –aunque en esa deriva
surjan canciones como Burning love o Suspicious minds.
Elvis delirante a las ordenes de Nixon, que le coloca la estrella de sheriff, en la lucha contra la droga.
-Qué miras... |
Yo
me acuerdo perfectamente del día que murió Elvis Presley, que fue para mí el
día en que nació, porque antes no le había oído mentar.
Una
colonia de verano en un pueblo de La Rioja, un corro de chiquillos sentados en
el suelo, imágenes en blanco y negro de un telediario del mediodía: “Ha muerto
el rey del rock”.
Un
mocoso con ancho pantalón corto y alpargatas famélicas se levantó del corro y
empezó a bailar espasmódicamente, ante la admiración de las monitoras. Una reminiscencia improbable del plan Marshall que no se hizo en España, pero que sí se hizo: con películas de John Wayne y singles de Elvis Presley.
Antes que al Elvis payaso y karateka de los últimos tiempos, que tiene relativa gracia, he preferido poner a éste más contenido: machacón y rítmico, y genuinamente americano, como el paquete de Winston.
Elvis Presley - BABY WHAT YOU WANT ME TO DO (new edit ...
https://www.youtube.com/watch?v=fDjY2VcLq7o
Dire Straits - Calling Elvis [Nimes -92 ~ HD] - YouTube
https://www.youtube.com/watch?v=UOmd7owtyHM
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