Fui por ir con la basca a Rosendo en Pijadahonda (yo ya le
había visto en el pueblo hacía poco). Ibamos sin prisa pues tocaban de
teloneros Rulo y la contrabanda, unos poperos de Cantabria (el carabanchelero
hace cartel con punkis, heavis, grupos como éstos, y lo que se tercie: pega con
todo). Pero se invirtieron los términos, lo que hacen a veces las grandes
estrellas, y entramos con Rosendo empezado y rodando. Tocó lo mismo pero no
tocó lo mismo que hace un mes. No era el Rosendo testamentario de La Adrada, entronizado
por el niño y la agüela con mecheros y fotitos, sino algo fresco y vivo,
sin fecha de caducidad. No despedida sino eterno retorno.
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