Metro SB y detrás el Argentina |
Un
par de años después unos Burning sin Toño –comandados a dúo por Pepe Risi y
Johnny Cifuentes- presentaban “Noches de rock and roll” en la sala Argentina, aquella
especie de ovni de cemento que parecía haber caído de las estrellas al descampado
de arena junto al metro de San Blas.
No
se veía un carajo en el recinto, pero ya –marca de la casa- los Burning no se separaban
de las gafas de sol. Indiscutiblemente “Noches de rock and roll” es su última
obra redonda, no hay quinto malo, mítico elepé y todo lo que se quiera -Esto es un atraco, Una noche sin ti, etc- y sin embargo habíamos cuatro burros aquel sábado de invierno en el Argenta.
La
gente se lo tomaba con calma, acoplados en los butacones. Algunos cabestros dominábamos
la pista de baile. Habría jurado que Risi parapetado tras las gafas de sol nos
miraba con mala hostia por levantar y agitar el puño. Después de todo, aquello
no era heavy metal.
EL
ARGENTA. Mitad discoteca, mitad cine, cuna del rock and roll en los madriles, y
cuna también de la sustancia que se llevó a algunos de los Burning y a medio
barrio por delante, la proximidad de la comisaría garantizaba la seguridad (¿)
en el local. Habíamos atravesado en metro Madrid de una punta a otra para
llegar hasta allí, a aquella oscuridad suburbana. La entrada era con consumición
y gratis para las señoritas. Una
delicadeza que era en realidad un burdo reclamo. (Antes de que lo volaran para hacer pisos
el Argenta casi se les cae encima a unos amigos que habían ido a ver a Daft
Punk. Ahí se acabó lo que se daba. Pero esto ya…)
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