Salen a la luz algunos baluartes de la guerra civil en la Sierra
Norte, esa sierra todavía perdida (por fortuna a suficiente distancia de la
capital para que no acaben de cuajar ciertas iniciativas urbanísticas…)
Este humilde bloguero residió años atrás en la zona, pero
nunca quiso sacar el tema. ¿A qué viejas historias de
Castilla La Vieja? Es sabido que la ceñuda población rural vota mayoritariamente
a las derechas… Todavía en Montejo de la Sierra se ven coronando los tejados
veletas con el yugo y las flechas.
El caso es que la sierra se
mantuvo resistente gracias a los milicianos que subían de la ciudad, los cuales
evitaron la toma del pantano de Puentes Viejas. Durante los tres años de guerra
se formó lo que se dice un frente dormido,
entre Paredes de Buitrago (reps) y Prádena del Rincón (nacs) (en esta última localidad
es donde vivió mi menda). Incluso los dos bandos, recuerdan
los más viejos, jugaron entre los cerros
algún partido de fútbol…
A Franco, por otra parte, le interesaba más entrar con sus moros desde el sur, y dejó en aquel limbo de montañas a falangistas y requetés…
Había un hippy, que no se enteraba de nada, pero que había encontrado algunas granadas… Me contó que andaban peinando con detectores de metales el inmenso pinar que rodea al embalse de Puentes Viejas (vs. la entrada La casa en el bosque –julio 2012- es el mismo pinar).
Por ahí pretenden hacer la ruta de
los búnkeres y los nidos de ametralladora. Pero no sólo queda esa ruta -hasta
ahora medio tapada por el musgo y la hojarasca-, también en lo alto de los puertos
(El Cardoso, La Puebla), junto a los puestos de vigilancia de incendios, perviven
casamatas y fosos devorados por la hiedra, donde anidan ratones de montaña y lagartos
de verde esplendor…
Aquí también llegaron los moros de franco, tenían su cuartelillo enfrente de la iglesia de Prádena del Rincón. De hecho hicieron algunos desmanes en el pueblo.
ResponderEliminarCuéntame un poco también de los desmanes de los rojos, que esos sí que eran finos. Y ya desde 1931, no necesitaron esperar a la guerra
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