…publicado desde tiempo inmemorial en el inmemorial
periódico local, me recuerdo incluso con pantalón corto sentado en un banco del
ensanche sin llegar a poner los pies en el suelo rodeado de oscuros adultos que
comentan y me muestran las tiras de El fantasma, publicado con tanto éxito –a
raíz de una única tira por día- que la interrupción de la serie (pensando sin
duda los editores que no interesaba, mero ornamento que no leía nadie, un añadido a las tan sesudas noticias)
provocó el mogollón correspondiente de cartas al director. Que vuelva el
fantasma
(tb por entonces publicado en tomos y tebeos como El
hombre enmascarado, pero no es de eso de lo que quiero hablar sino de la tira
diaria, el lento goteo de tira tras tira día tras día (nunca por ejemplo una
página entera) lo cual propiciaba que pasara de todo, largas semanas de lluvias
y crisis, hasta completar una aventura, el tiempo no transcurría en la isla del
fantasma y de un periódico al siguiente incluso parecían repetirse los mismos
dibujos –un perro saltando en el aire durante tres días seguidos, una bala que
tardaba una semana en llegar a su objetivo, los tambores de la selva llamando
al caminante (*el duende que camina, siempre la misma explicación bajo el mismo
asterisco)
por lo cual mientras escribo una novela a veces falto
de inspiración, añadiendo frases y párrafos sobre las mismas situaciones y los
mismos escenarios, repitiéndome durante días, volviendo sobre los mismos
capítulos o avanzando a veces en una tarde apenas un párrafo, recuerdo aquella
jodida serialización, el largo transcurrir de viñetas cuasirepetidas que
terminaban por narrar un nuevo episodio de the phantom, el lento pero imparable
avanzar de el duende que camina
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