miércoles, 28 de octubre de 2015

EL DUENDE QUE CAMINA


 



 

…publicado desde tiempo inmemorial en el inmemorial periódico local, me recuerdo incluso con pantalón corto sentado en un banco del ensanche sin llegar a poner los pies en el suelo rodeado de oscuros adultos que comentan y me muestran las tiras de El fantasma, publicado con tanto éxito –a raíz de una única tira por día- que la interrupción de la serie (pensando sin duda los editores que no interesaba, mero ornamento que no leía  nadie, un añadido a las tan sesudas noticias) provocó el mogollón correspondiente de cartas al director. Que vuelva el fantasma

 

(tb por entonces publicado en tomos y tebeos como El hombre enmascarado, pero no es de eso de lo que quiero hablar sino de la tira diaria, el lento goteo de tira tras tira día tras día (nunca por ejemplo una página entera) lo cual propiciaba que pasara de todo, largas semanas de lluvias y crisis, hasta completar una aventura, el tiempo no transcurría en la isla del fantasma y de un periódico al siguiente incluso parecían repetirse los mismos dibujos –un perro saltando en el aire durante tres días seguidos, una bala que tardaba una semana en llegar a su objetivo, los tambores de la selva llamando al caminante (*el duende que camina, siempre la misma explicación bajo el mismo asterisco)

 

por lo cual mientras escribo una novela a veces falto de inspiración, añadiendo frases y párrafos sobre las mismas situaciones y los mismos escenarios, repitiéndome durante días, volviendo sobre los mismos capítulos o avanzando a veces en una tarde apenas un párrafo, recuerdo aquella jodida serialización, el largo transcurrir de viñetas cuasirepetidas que terminaban por narrar un nuevo episodio de the phantom, el lento pero imparable avanzar de el duende que camina

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