Pasan por La 2 un documental sobre la vida de García
Alíx. Al fotógrafo se le ve cascado, pero aún entero. Anda por un pueblo o
barrio de la costa, unos extrarradios junto al mar que no me entero de por dónde son, un escenario apropiado para una larga resaca, de toda una vida,
de alcohol y drogas. El reportaje es en
b y n, tiene que serlo, como sus fotos…
Alíx hace tiempo que dejó Madrid, al menos como
motivo de inspiración. Los últimos trabajos que se han visto, ya hace tiempo y
ya como de vuelta, eran en París o en Japón. Fotografías muy buenas, pero no
tanto como las primeras que hizo, éstas recientes ya podían ser obra de
cualquier profesional bueno, ya tienen el aire común y como virtual de esta época…
Las primeras son irrepetibles. Eran casi siempre
retratos de amigos y conocidos. Gente pija y otros de barrio, unidos por el
común tirón de la calle y de la droga. Gente intensa, que no se sabía si eran interesantes por sí mismos, o que
él supo dárselo el interés, probablemente ambas cosas.
Las fotos salían en fanzines, o en aquellas publicaciones municipales de los 80, como el Madriz de Tierno Galván, que era una flipada de diseño. Alíx no era de Madrid sino de León y por eso le cogió todo aquello más fresco. García Alíx con todo eso y la pinta de motero y de yonki sano se hizo muy famoso, y empezaron a exponerle y a hacerle encargos. Una vez que fuimos Evangelista y yo a hacer un reportaje del circo Raluy, cuando acampaba por el parque del Oeste, coincidimos con Alíx, enviado por algún peri.
A Alíx se le veía muy suelto, cogiendo del brazo y moviendo a las indias de pega del circo para que posaran: Ponte ahí, no, mejor aquí, bonita. Muy suelto y muy cazallero. Quedé mirando con fascinación al fotero/macarra –mitómano que es uno- y éste me devolvió la mirada y hasta se me encocoró un poco, en plan de Qué pasa, qué miras.
Eduardito Haro y Lirio |
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