domingo, 28 de febrero de 2021
LE CARRE
sábado, 27 de febrero de 2021
viernes, 19 de febrero de 2021
LA ESCUELA DE VALLECAS 2. DESPUES DE LA GUERRA
((Resumen de lo publicado: antes de la guerra civil, si eras surrealista, tenías dos opciones: irte a París o irte a Vallecas. Los que fueron a Vk demostraron que se podían hacer la vanguardia y el surrealismo aquí, en las afueras. Se trataba de poner en valor –que dicen ahora los chorras- aquel mundo cegador y pedregoso pero que conjugaba las formas esenciales del planeta. Arcilla, yeso, cuarzo y aire transfigurados por los morados y amarillos que viera también El Greco.))
Tras la guerra, Benjamín Palencia es uno de los que se queda. Alberto es ya un mito perdido en la URSS.
Un
día, en el Museo del Prado, Benjamín contacta con unos jóvenes pintores que
están viendo un Greco y vuelven a hacer el camino a Vallecas.
Estos
jóvenes pintores –Alvaro Delgado, Gregorio del Olmo, Francisco San José, Carlos
Pascual de Lara- formaban un grupo con
fuertes lazos, pues todos provenían de “la quinta del chupete”, las tropas de
chavales reclutadas por la república acabando ya la guerra.
Los
jóvenes siguen a Palencia, artista prestigioso, como al flautista de Hamelin.
Esa tarde entran en la iglesia del pueblo de Vallecas, donde el sacristán está
tocando el órgano y comienza una nueva andadura mística de la escuela de VK.
Palencia
vive con un tío suyo funcionario, hombre de posibles que le escribe los libros
de arte y que ruega a los jóvenes que “no hagan daño a Benjamín”.
Palencia:"Clown" |
El
cura de Vallecas les cede un casón viejo para que monten su estudio –casón por
el que habían pasado las brigadas internacionales y los moros. Palencia al
llegar a la casa decide exorcizarla, alza un gran crucifico y anatemiza a los
demonios, invocando a san Francisco de Asís ante el cachondeo de los lugareños
que les observan por las ventanas y la vergüenza de los jóvenes discípulos.
Días
después, ya restaurada la casa –pues más que pintar los de la nueva escuela
trabajaron duramente de albañiles- aparece un gañán que les exhorta de malos
modos a abandonar el sitio. Llama a la guardia civil y
La
escuela así tuvo varias sedes –almacenes, ermitas, una herrería. Limpiando, Alvaro
Delgado cogió el tifus. En estos trabajos y en charlas filosóficas se va el
tiempo más que en pintar. Tampoco hay pasta para materiales. Roban unos bancos
de la calle Velázquez para hacer muebles y caballetes.
Una
mañana en los muros de una ermita Alvaro
Delgado se encuentra pintados unos ángeles y el lema…
Los angeles les guardaran la
entrada de este recinto preserbando la pureza de este convivio
Palencia
le dice que lo ha pintado la Virgen. Pero esa falta de ortografía, ese preserbando con b de burro, convence a Delgado
de que es mentira. La virgen no puede tener faltas de ortografía.
Frío
y hambre. Benjamín Palencia se lleva sus bocadillos comprados en Lhardy y los
chavales comiendo patatas asadas que les dan los de Vallecas. Cuando llega el
calor se trasladan a la choza de un melonar, donde el dueño les regala melones
y sandías. Al atardecer, entre el vuelo de los vencejos, dibujan a los niños
del pueblo que les hacen corro.
Viendo
la arbitrariedad y despotismo de Benjamín Palencia, empiezan a abandonar el
barco. Sólo se mantendrá un fiel discípulo, Francisco San José, pero cuando
coge la hepatitis, Benjamín –aludiendo su gran sensibilidad hacia el dolor-
pasa de ir a verle al hospital, y ya… es mucho. Nunca segundas partes fueron
buenas.
jueves, 11 de febrero de 2021
LA ESCUELA DE VALLECAS 1. ANTES DE LA GUERRA
Hay
dos escuelas de Vallecas: la primera, de antes de la guerra, fundada por
Alberto Sánchez, y la de después montada por su seguidor Benjamín Palencia.
Hacia 1927 estos dos artistas jóvenes, hartos de la ciudad, se reúnen donde ésta termina y siguen andando las vías del tren.
Atocha por Buti
Van andando hasta Vallecas desde el museo del
Prado o Atocha y enseguida salen al campo, entonces era así. De día bajo el sol
ardiente, o por la noche a la luz de la luna. La luz tras la tormenta dibuja en
las peñas rostros como del Greco.
Alberto es un visionario que busca para sus obras (pintura y escultura) la fuerza telúrica de la naturaleza, las formas elementales y a la vez misteriosas.
Alberto de mayor |
Palencia dibuja sus perdices sobre un fondo de piedras y cardos.
Una
liebre que aparece y desaparece corriendo o el aleteo de un pájaro en la noche
les sacan de la inmovilidad del campo. En el mediodía de verano buscan la
sombra de algún muro. Con la luna llena contemplan brillar las minas de yeso.
Suben
al cerro de Almodóvar que bautizan como cerro Testigo, pues desde él se percibe
la redondez de la tierra. Y ahí en todo lo alto lanzan su famoso grito de
guerra: Vivan los campos libres de España
Buscan,
para crear, compenetrarse con las cosas, sentir su ser íntimo. Al entrar en el
campo dejarse llevar por el inconsciente.
Maruja Mallo |
Alberto
y Palencia arrastran esporádicamente al cerro a Lorca, Alberti, Hernández, Maruja
Mallo, etc. Artistas urbanos que se dejan caer, pero vuelven enseguida a las
calles (Alberto y Palencia aguantan más porque los dos vienen del campo). La escuela es "una experiencia mística" y mucha gente no está por la labor.
Pintan el vértice geodésico del cerro. Colocan sus esculturas que el viento destruyó, como el Monumento a los Pájaros, que Alberto, ya en Rusia, reconstruirá en bronce, con sus huecos para que se refugien las aves pequeñas evitando a los depredadores
viernes, 5 de febrero de 2021
KRIS KRISTOFFERSON
Convoy se suponía que trataba de una huelga de camioneros en America y nos la recomendó un cura rojo del colegio por el “mensaje”, aunque luego la película iba de risas y iba de piñas (peleas y persecuciones a cámara lenta, que Peckinpah patentó). También salían tetas. Kristofferson era “El Pato”, jefe de los camioneros. Me quedé muy flipado con la película, tanto que compré el disco con la banda sonora, lp que estuve todas las tardes escuchando durante ese curso y el siguiente: era muy bueno y tampoco tenía muchos más.
Kristofferson era actor/cantante, doblemente desconocido por tanto. (En el disco de Convoy, aunque él también hace country, no sale nada suyo). Hijo de emigrantes suecos, fue piloto del ejército USA, luego se hizo compositor. Trabajaba de vigilante. Barría unos estudios de Nashville y veía pasar a dylan y johny cash, que luego serían amiguísimos.
Kristofferson, sobre todo al principio, escribe y graba canciones cojonudas que versionan Elvis o Janis Joplin. Su vena es la nostalgia, los amores perdidos, los años, los paisajes, las carreteras perdidas.
Kristofferson no actuaba mucho, era actor “de presencia” mayormente. En el escenario también quieto/parao, aunque aquella vez –ya mucho tiempo después, lo pusieron en un telediario- cuando en un festival Sinead O, Connor, bastante enloquecida, tras meterse con JP2 (Juan Pablo II) fuera abucheada por las multitudes cristiatas, llorando la tía, Kris Krist fue el único de sus compañeros que salió en su apoyo, la cogió de los codos, la sacó del escenario (“No les hagas caso, son unos hijos de perra”). Un hombre de bien, un tipo en el que se podría confiar.
Posteriormentes Kristofferson se va desdibujando musical y cinematográficamente, secundariamente, en películas chungas de ciencia ficción y haciendo de malo de westerns. Aparece ya acartonado, como un muñeco de cera del Kristofferson verdadero, y cuesta reconocerle. Sus películas más famosas son Las puertas del cielo y sobre todo Pat Garret y Billy The Kid, western crepuscular y malrrollero, en el que la violencia se ejerce entre viejos amigos de los viejos tiempos, mezclando nostalgia y muerte.
Ahora Kristofferson se retira -por las buenas, no como Baron Rojo, que llevan dos años esperando para poder tocar-. Habría estado bien verle. Hace unos años actuaba en Donosti, de telonero de Elvis Costelo. “Ya conocía San Sebastían, vine en los años cincuenta, haciendo autostop”. So long...
https://gara.naiz.eus/paperezkoa/20100726/212123/es/Kris-Kristofferson-trata-seducir-Donostia-que-sedujo-1958
fotodel blog El diablo de la lengua plateada |