Lo mismo que hace dos años, cuando
inauguraba el blog con el carnaval de Tetuán, o el año pasado, con el entierro
de la sardina, quería hacer esta vez una entrada guapa del año nuevo chino, el
cual empezaba el domingo y se celebraba en la plaza de España, la cosa prometía
–fotos y filosofía zen- pero no sólo que hiciera el domingo un tiempo de puta
pena (después es como si hubiera llegado la primavera) sino que los propios
chinos suspendieron su fiesta por…la klisis
pero también por la mafia poligonera que blanqueaba el dinero de todas las
tiendas de chinos. Y esta suspensión la identifico con el descrédito y la
degeneración de todo, de todos los ritos, de todos los mitos, incluyendo el
papa que se le inflan los cojones y dice: “Yo paso, yo lo dejo”, y esta
corrupción con la del rey, empresarios, jueces, partidos, policías,
TODOS…incluyendo la dinastía mandalín, pero así y todo, después del domingo
entró la primavera, la “engañosa primavera” que decía Hemingway, ahora que
estoy releyendo “París era una fiesta” –y el concepto vale para París y vale
para Madrid, cuando alargan los días y la luz y la brisa y todo parece posible –febrero-
y todo hacedero la ciudad más humana y como al alcance de la mano hasta que se
ve que no, era sólo una faceta, sólo una dimensión, volverá el caos a la gran
ciudad como volverá la helada a destruir el fruto de la mimosa los cerezos y
los almendros. Es igual, feliz AÑO NUEVO CHINO.
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