El retén que ocupaba el puesto había sido desplazado al distante Buitrago de Lozoya. Habían dejado olvidados algunos electrodomésticos -microondas, una estufa, una televisión a la que faltaba tdt... Hacía tiempo también que los helicópteros habían dejado de repostar agua en el estanque que ahora rondaban los lagartos. Estaba en lo alto del puerto, pero, gracias a los mastines Niebla y Nieve, no temía a los lobos. Más allá del puesto, una carretera agujereada, llena de baches, conducía a las instalaciones en ruinas del Vuelo sin Motor... La ladera descendía hacia las parameras de Segovia. Fluía el agua de la cascada al otro lado de la carretera. Me disponía a pasar un verano de vigilancia y también de meditación, cuando... una oscura maniobra administrativa... pero eso, ya lo decía Kipling, es otra historia
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