Incluso
en el cielo de la noche vimos el humo del incendio. Nos dimos cuenta porque se
interrumpía el cielo estrellado, como en una nueva galaxia de negrura.
Cogimos
el coche y ya el fulgor naranja aparecía y desaparecía entre las casas. El olor
a limo de la ría se mezclaba con un olor acre a rueda quemada. La Casa Grande
con su penacho de fuego ardía como los altos hornos.
Salimos
de la carretera general por el barrio de *** De los bloques había grupos que
marchaban andando a ver el incendio por una carretera pequeña, comida de
baches, que subía y bajaba. Al bajar, en las hondonadas, se veía un resplandor
en lo alto. Al subir llegaban vaharadas de calor a lo alto de las cuestas.
Brillaban,
alrededor de las paredes negras, achamuscadas, los camiones rojos de los
bomberos. Habían acordonado la zona y aunque pretendían alejar a los curiosos,
la gente se mostraba remisa, atraídos, como imantados por el espectáculo.
Habían
desplegado las escaleras de uno de los camiones, pero parecía que no se
decidían a actuar –como si fuera lo preferible dejar que la Casa Negra ardiera
por los cuatro costados.
El fuego se veía por el interior de las
ventanas. Los chorros de las mangueras apenas lamían las negras paredes.
De
pronto sopló una ráfaga de viento, y el fuego sobre el tejado se
extendió como una ola.
Un
momento se vio la trama del tejado como un esqueleto rusiente de maderas y de pronto se
hundieron todas las tejas con un ruido sordo. Una nube de polvo se levantó en
torno a la casa y en el aire negro de la noche flotaron las pavesas. Por un momento pareció que se apagaba el fuego, que enseguida
empezó a surgir con mayor viveza por puertas y ventanas.
Está muy bien el reportaje, pero su falta de concreción espacial y su atemporalidad impiden siquiera adivinar donde se ubica la casa incendiada y cuándo se quemó.
ResponderEliminarEra en Simondrogas, barrio de Sestao -margen izquierda del Nervión- el incendio fue en octubre de 2008. La Casa Grande fue construida en 1892, símbolo del poderío industrial de Vizcaya, pero había ido progresivamente degradándose. Buscad, buscad, amigos, en el cajón de sastre que es internet
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