Finalmente pasaron... Un eslogan muy popular, pero lastrado por la mala fortuna. Una curiosidad: en las elecciones de febrero de 1936 casi la mitad de los madrileños votaron a la CEDA. Tres largos años en que con seguridad todos esos madrileños fingían por puro instinto de conservación un entusiasmo revolucionario que no sentían en absoluto: "Salud camarada" con el puño en alto, "Viva Rusia" y el miedo persistente a alguna denuncia y el "paseo" consiguiente al amanecer. Tiros de gracia y esos ojos abiertos de mirada fija, turbia, como de ensueño, de los paseados, entre los pinos del Monte del Pardo o la Dehesa de la Villa.
Finalmente pasaron... Un eslogan muy popular, pero lastrado por la mala fortuna. Una curiosidad: en las elecciones de febrero de 1936 casi la mitad de los madrileños votaron a la CEDA. Tres largos años en que con seguridad todos esos madrileños fingían por puro instinto de conservación un entusiasmo revolucionario que no sentían en absoluto: "Salud camarada" con el puño en alto, "Viva Rusia" y el miedo persistente a alguna denuncia y el "paseo" consiguiente al amanecer. Tiros de gracia y esos ojos abiertos de mirada fija, turbia, como de ensueño, de los paseados, entre los pinos del Monte del Pardo o la Dehesa de la Villa.
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