Aprendiz de gigoló- Comedia sin
pies ni cabeza que extrañamente funciona, tal vez por la rareza de su
ambientación –los guettos judíos de Nueva York- y un Woody Allen de comparsa
(pero en vena) cuya ausencia haría desbaratar todo el castillo de naipes.
Carmina y amén- A pesar de tantas críticas positivas (¿!) todo lo que tenía la primera Carmina de no buscado, de original y fresco, lo tiene esta segunda de tópica y previsible, con su estructura televisiva de comedia de situación (esos malotes que van a echar a unos okupas parecen sacados de cualquier serie de Antena 3). Soez, ordinaria y a ratos ternurista, la última escena, con Carmina y el negrito inmigrante recorriendo las viejas calles sevillanas, parece extrapolada de Paco Martínez Soria.
Snowpierce. Los supervivientes a
una glaciación que ha afectado a toda la tierra viven en un tren que da sin
parar la vuelta al mundo. Los del furgón de cola, armados, van atravesando todo
el tren para derrocar a los maquinistas. El que salga a la calle, se congelará.
A pesar de la abundancia de travellings (es que no había otra si se quería
rodar el avance de vagón a vagón), este intenso peliculón futurista hará las
delicias de chicos y grandes.
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