Verdes valles, colinas rojas 1.
Leyendo el tomo 1 de la trilogía pensaba a ratos continuar con los otros dos,
luego “bueno, pero más adelante”, luego “mejor no”… “ni se te ocurra…”, y aun
así sigo hasta la página final (750) buscando en las 50 últimas una expectativa,
un anticlímax, una promesa de continuidad, algo para seguir leyendo… finalmente
arrojo el tocho a un lado y respiro.
Como
dice un colega mío que también se lo ha leído: “No quiero más de esto”.
Con
300 páginas menos el libro habría valido, porque hay destellos en esta Euskalherria
faulkneriana, con los habitantes de los milenarios caseríos y su interacción
con los maquetos de las minas de la margen izquierda. El marco es apasionante,
pero el conjunto infumable.
Pinilla
es lento, repetitivo hasta la irritación, no discrimina, no tiene, ni quiere
tener, ese detector de mierda del que
hablaba Hemingway, tan necesario para podar…
Pinilla
no sabe aislar lo que vale y jode así su propia creación, encenagando al lector
y asfixiándolo. Has perdido, Ramiro.
Lo
mejor la portada.
Hoeullebecq-
Tiene gracia este Hoeullebecq, enfant terrible de las letras francesas,
penúltimo escritor laureado, como el negativo canalla de un André Malraux
(Francia aún cree en la literatura).
Serotonina
es un relato de la depresión, del hastío y del nihilismo, pero contado con gran
agilidad. Los protagonistas de Hoeullebecq son siempre sus alter egos, peña que
va de retirada, con la cuenta corriente suficiente para protegerse del abismo,
aunque la pasta se vaya gastando fútilmente en medio de la desidia, la soledad
y el aburrimiento –pero un aburrimiento que resulta mucho más entretenido que
el “realismo mágico” de Pinilla. Yo creo que Hoeullebecq disfruta y al tiempo odia
el mundo que describe- nuestro mundo de tarjetas de crédito, restaurantes,
apartahoteles, los bugas y las putas caras. Aprovecha las ventajas de una
civilización que a la vez le asquea. Muy cínico y muy romántico, es difícil no engancharse
con este personaje, a ratos brutal y a ratos conmovedor, que le vale a MH,
narrador doblado de ensayista, para vomitar su mala hostia contra todo, Europa,
Bruselas, la globalización, algunas
mujeres, la normativa o la cruzada antitabaco.
De acuerdo con los edictos Asis. Yo lo acabe exhausto, queda por escribir la gran novela vasca del choque cultural. El Intruso de Blasco Ibañez se aproxima y Cacereño de Guerra Garrido, es interesante (no al final), ahí tienes un tema... Sobre MH que decir ... el hastío productivo , nunca había visto fotos suyas , alucinante.
ResponderEliminarQué tal JA... Hoy paso por la biblioteca pública y veo que el tomo 3 de Pinilla lo han sacado como... 50 personas!!! Masoquismo puro y duro, o es que al final el viejo Ramiro produce adicción retroactiva. Yo he preferido coger algo de Baroja, Bukowski, Bolaño,,, a la espera del próximo Houellebecq. Un abrazo!.
EliminarMe falta por leer Cacereño, creo que anda un ejemplar por Bilbao. Lo tengo pendiente...
Eliminarhola Asís
ResponderEliminarel establishment comenzó a encumbrar a Pinilla cuando publicó la famosa trilogía, tras lo cual recibió premios prestigiosos y Tusquets empezó a recuperarlo con grandes fastos
me provocan curiosidad las ciegas hormigas y seno, Nadal 1960 y finalista Planeta 1971 respectivamente, cuyas páginas sumadas por cierto son bastantes menos que las de la tierra convulsa
fanático de Pinilla es Aramburu, que llegó a pedir que le concediesen el Premio Cervantes ...
Houellebecq, de partida, parece suscitar mucho más interés
Pinilla se ha pasao cuatro pueblos...
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