Cuando la guerra ya había una especie de “Madrid Río”, la piscina La Isla. Los bombardeos y pifostios la dejaron destartalada, como puede apreciarse en la foto. Los nacionales estaban en la Casa de Campo y arrasaban con el Cristo de los pepinos. La piscina duró unos cinco años, los que la República famosa.
Es brutal la foto, con la piscina como barco bombardeado. El barco de la modernidad, que verían pasar las lavanderas del Manzanares antes de que se fuera a pique. Uno va cumpliendo años y aquel pasado, otrora legendario, se da cuenta que fue ayer o, como mucho, anteayer.
La piscina vacía también tiene su belleza. Recuerda a aquellas piscinas desiertas, solitarias, que cruzaba el gran Burt Lancaster en “El nadador” para llegar a su casa antes de que el otoño se le echara encima.
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