viernes, 1 de julio de 2011

HEMINGWAY

Muchos años, por estas fechas, ganas de volver a entrarle al viejo barbudo. Será que se acercan los sanfermines, o un nuevo aniversario de su muerte -con este año son ya cincuenta-. Ahora le ha tocado el turno a la relectura de Por quién doblan las campanas, que había leído a la tierna edad de quince años.
Al loro con las relecturas dichosas, que muchos libros acaban perdiendo... Es lo que me está pasando con PQDLC (el título es demasiado largo para escribirlo otra vez) y otras novelas gloriosas en la memoria. Esta va, como todos recordaréis, de un americano que quiere volar un puente en la guerra civil española, por Navacerrada y por ahí, muy cerca de Madrid... Lo malo es que el guiri -a través de cuyo punto de vista se narra la novela- es el único personaje que tiene entidad. Todos los demás -un grupo de guerrilleros republicanos con los que convive- son españoles, pero con una fuerza telúrica y un dramatismo y un romanticismo que la verdad no suelen darse por estos lares. A lo mejor es que entonces no había fútbol. El caso es que más bien parecen una creación mental o una figuración del protagonista yanqui, probable contrafigura del viejo Hem.

Es que Hemingway vino a la guerra española como de periodista/turista y eso se nota mucho... Lo que sí es Hemingway es un gran sensitivo, un impresionista de la naturaleza límpida, de todo lo que se ve y se huele. La nieve en las cumbres, las truchas en las pozas, el alquitrán de las carreteras y el olor a pellejo de una bota de vino. Pero como creador de personajes, a pesar de que todos ellos hablan muy castizo, el viejo Ernest se ha cargado la polifonía y el dialogismo, los cuales  postulaba Bajtín como elementos esenciales de la creación novelesca. Y no sigo, porque me está quedando una entrada muy pedante...
(De todas maneras sólo llevo cien paginas. Igual al final flipo y todo, ya veremos)

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