Voy al desguace a por una pieza (espejo retrovisor derecho). Como otras veces que he ido al desguace voy un poco acojonao, por mis nulos conocimientos de mecánica y sobre todo porque entre la gente que va al desguace hay mucho machito. Incluso hay un cartel que dice: “No se puede acceder a las naves sin llevar puesta la CAMISETA”. Ahora veo que también van mujeres al desguace, incluso veo algunas con su bombo, a lo mejor se las ha follao un camionero…
Este desguace es gigantesco. Hay las naves y también inmensos patios donde suena por los altavoces una canción de Fito, cantante hortera que gusta mucho a los machacas. La gente se mueve al ritmo de la música, con una agresividad dinámica, entre los solares en que se amontonan los coches destrozados.
Estos solares están cerrados por vallas metálicas, y algunos vigilantes de seguridad los recorren con furgonetas para que nadie tire las piezas al otro lado de la valla y se las lleve sin pasar por caja.
¿Cuál fue el origen de estos desguaces? Probablemente, al principio, quizá el solar de un chatarrero, que fue acumulando coches y dándoles salida pieza por pieza. El caso que me han cobrado un pastón por el espejo.
La gente contempla con fascinación inhumana los coches destrozados, algunos con la expresión resabiada del que podría, con las piezas adecuadas, armar un coche manualmente en un periquete…
Los grandes desguaces, al borde de las autovías, son una fácil metáfora del mundo industrializado, de la sumisión al maquinismo… (No voy a decir a qué desguace he ido para no hacerle propaganda).
Pisssha er de la foto, zoy yo, si quiés un gajo de naranja ven aquí ar desguas que te voy a dar pál pelo. Desde el diario de jerez... y por el coló del dinero.
ResponderEliminar