No, la casa en el bosque no estaba, como nos habían dicho,
anegada por las aguas. Intentos infructuosos de encontrarla, derivando hacia
las ciénagas cuando anochecía, cruzando
alambradas tras las cuales pastaban los toros bravos. Por fin, en un mediodía
ardiente, cuando volvía a atravesar el bosque, creyendo ya que todo eran
invenciones de los lugareños, apareció en lo alto, en un repliegue del terreno,
en una colina lamida por las verdes aguas del embalse, el palacete
dieciochesco: devastado y a la vez incólume, envuelto en las zarzas como una
máquina del tiempo…
Que inquietante! Parece la torre de las siete ciudades de Cíbola... Qizas deberías pregintar a Levi Columba.
ResponderEliminarSaludos desde Paramaribo