Voy
muy contento en el coche porque voy a Andalucía, hace sol, la carretera en La
Mancha baja vacía y tranquila. A poco de llegar a Granada me han dicho que hay
unas fuentes termales que salen de la tierra, en un pueblito que se llama Santa
Fé. Paso el pueblo, paso un polígono –todo ello preguntando mucho- llego a un
camino de tierra, dejo atrás un pinar… y sigo preguntando –chavales, viejos,
aparceros, hippies, perros- y me he pasado las aguas termales. Al final
siguiendo a un coche llego hasta allí. Hay que subir a un cerro, a donde Cristo
dio las tres voces, y en el camino hay muchas furgonetas, tiendas de campaña,
radios rock… Las fuentes, en realidad unas pozas, están escondidas entre
retamas y alrededor puestos de comida, más furgonetas, paz y anarquía. Es un
sitio raro suspendido bajo el cielo. Antes no se llegaba nadie, pero en un
momento dado, dicen, se celebró allí un festival de rock y… No sé muy bien de
qué va este rollo, paraíso de cieno, o purgatorio para llegar a la dorada
Granada. Fondo de Sierra Nevada. Unos hippies espiritados pasean con la mirada
perdida, la toalla colgada a la cintura. Otros, cebados como hooligans, se
sumergen en una de las termas. Hay una mezcla de idiomas y lagunas de un silencio
desconfiado. Hay unas amas de casa checoslovacas. Hay también unos malotes de
moto y porros que ni se quitan la chupa. Unos turistas que venían a mi par
se han dado la vuelta al ver toda
aquella concurrencia. Yo me desnudo (bueno, me quedo en calzoncillos) y por si
acaso dejo a la vista la ropa, piso la tierra fría de cieno, y me sumerjo en el
caliente surtidor entre la gente muy blanca salida del invierno.
Era un lugar increible hasta que desalojaron a todo el mundo espero que esto pase sea por el covid_19 yo solia ir a diario tengo operaciones ese agua me aliviava el dolor por culpa de unos y de otros pagamos todos justos por pecadores
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