Son,
eran, tres, pero uno solo, un Goytisolo por antonomasia: Juan Goytisolo (Esto
mismo ocurría con los Panero respecto a Leopoldo María). Hace unos años cuando le dieron el Cervantes
a Umbral, Juan Goytisolo escribió un artículo titulado Vamos a menos,
poniéndole a parir al pobre Paco. Y ahora, a ver qué pasa.
Goiti-Solo
siempre me ha parecido bastante jeta, con un pie en Francia, otro pie en
Marruecos… y en España el pie de en medio. Lo único que critica es “la piel de
toro”. En Francia parece que atan los perros con longaniza. Marruecos es la
tierra de la hospitalidad y de los valores espirituales.
Luego
está el Goytisolo “experimental”, que tiene toda la pinta de ser infumable –Makbara,
Reivindicación del conde Don Julián muertos de risa, acumulando polvo en las
bibliotecas. Para mí lo mejor suyo es la primera época de novelas más narrativas, escritas con veintipocos años, que prueban su madera de escritor.
Libros de los que Goiti renegará personal y editorialmente (creo que no se
reeditan hace mucho) como Fiestas, El circo, Juego de manos, Duelo en el
paraíso- entre el realismo social, y el relato de iniciación y aventura. Un
poco en la línea Aldecoa-Matute-Juan Marsé. La burguesía
que renuncia a sus privilegios para fundirse con “el pueblo” en el puerto de
Barcelona.
Pues eso: que me parece muy bien, que le den el premio, yo corroboro la decisión del jurado, que lo cambie a dírhams, y que se lo gaste todo con los encantadores de serpientes de Jema El Fnaa…
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