Estábamos
en la plaza de Pontejos y llegó el consiglieri, con su aureola dorada de
carnero pascual, señorial y altivo, como terrateniente que encuentra la puerta
de la finca petada de campesinos. Venía, secundado de guardaespaldas malencarados,
a los que increpamos a razonable distancia.
-Granados,
a ver si la Comunidad de Madrid cumple ya las sentencias del poder judicial.
Fijos discontinuos ya.
-Fi-jos-ya. FI-JOS-YA
El
consejero nos oía como quien oye llover. Como ahora oirá la lluvia desde su
confortable celda de Estremera (que inauguró en su día…)
A
Granados le jodía “nuestra actitud” porque pretendía privatizar el servicio.
Claro.
Todavía
no se sabía nada, pero era vox populi, tanto
que yo pensaba que ni estaba penado (al menos seguro que no estaba perseguido),
pero era vox populi y tenía cierta lógica: las
contratas se dan a los amigos a cambio de una comisión o de favores.
Menos mal que esta donde esta que le den lo suyo.https://www.youtube.com/watch?v=vBRIzmOWOpk
ResponderEliminarA tu salud.
Aunque no soy de los Fitipaldis, me ha gustado la ubicación. Devastada pero entrañable Palanca bilbaina. Así que bienvenidos a este blog...
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