Estábamos bañándonos en esa playa escondida de La Caleta y de repente miré y había llegado un perro, volví a mirar y habían cuatro perros, miré de nuevo y cuarenta... pero no eran perros sino cabras, pequeños cabritos algodonosos que nos rodeaban entre el mar y el monte, entre el mar y las rocas. El pastor, apareció muy serio, como pensando que molestaba o algo, pero cuando nos vio con las fotos y la juerga, se le distendió una sonrisa. Me paece, le dije, que les hemos interceptado el paso.
jueves, 13 de noviembre de 2014
LA CABRA TIRA AL MAR
Estábamos bañándonos en esa playa escondida de La Caleta y de repente miré y había llegado un perro, volví a mirar y habían cuatro perros, miré de nuevo y cuarenta... pero no eran perros sino cabras, pequeños cabritos algodonosos que nos rodeaban entre el mar y el monte, entre el mar y las rocas. El pastor, apareció muy serio, como pensando que molestaba o algo, pero cuando nos vio con las fotos y la juerga, se le distendió una sonrisa. Me paece, le dije, que les hemos interceptado el paso.
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