sábado, 1 de septiembre de 2018

JARI EN EL PUEBLO

Empezó el verano pasado. La casa en la que vive E está apartada del pueblo, un sitio normalmente muy tranquilo hasta que por las noches llegaban unos chavales, empezaban a aporrear la puerta y cuando E abría salían por patas. Al final pescó a uno de ellos y parece que logró acojonarle. El caso es que cesaron las visitas. Este año han vuelto y ya, desde una distancia prudencial, lanzan piedras a la puerta y las ventanas. E, maquiavélico, salió una tarde en las fiestas e hizo fotos de alguno de ellos, fotos que ha colgado por la plaza del pueblo con pasquines de Se busca. En mal momento, porque ahora han entrado en escena los padres y hablan de "menores", "denuncias", "multas" etc. E quiere adelantarse y dice de denunciar él primero. Los picoletos, que no hay pruebas, y no le admiten el trámite. A todo esto se corre el rumor en el pequeño pueblo (infierno grande), y un alma caritativa avisa a mi amigo que tenga cuidado, que le buscan para darle una paliza. La cosa se ha puesto calentita...Yo le he dicho que aquí estamos para lo que haga falta y que si hay que ir se va, aunque no me apetezca lo más mínimo, porque en esta época tan judicializada y tan americana también pueden llover hostias como panes...

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