Este es el mes más madrileño, más luminoso y goyesco. La naturaleza que rodea la ciudad acaba dominándola y en los largos días siempre parece posible ir más lejos. Las fotos son de la Casa de Campo, donde la maleza hunde los bancos, pero también en los barrios y en los más tristes solares, de repente, contra el ladrillo y gris de los muros, un verde esmeralda, doloroso y a la vez viviente, de las acacias, de los plátanos y de las higueras suburbanas. La ciudad además agradece la fiesta vaciándose. De algunas verbenas el eco de la música y cohetes en la noche desde barrios muy lejanos.
Marzo ventoso, Abril lluvioso, hacen a Mayo florido y hermoso
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