Como desde Madrid se divisa, coronando
el roquedo, como un inofensivo huevo o cascarón de piedra, nos dirigimos a lo
alto del YELMO sin presentir la peligrosidad de…
La Pedriza, como una torrentera
inversa con las rocas ascendiendo- rocas como las que uno imagina que cabalgó
don Quijote en cueros aunque aquello fue en Sierra Morena…
Una grieta angosta a la espalda del
yelmo es el único acceso –a no ser que escale uno la pared vertical/curvada
orientada al sur, o sea la que mira a la ciudad-
apenas cabe por la grieta uno con
la mochila a la espalda y si el poder apoyar brazos y piernas es menos
peligroso, a pesar de la nieve resbalosa, la sensación de estrechamiento y
angustia…
Zona tan próxima a Madrid y tan transitada que se hacen raras las historias, frecuentes, de montañeros perdidos o despeñados…Es fácil subir y subir las paredes de piedra pero no tanto bajarlas, cuando de pronto se interrumpen
*para otra entrada dejo si me
apetece la leyenda urbana del troglodita de La Pedriza que fue descubierto y
obligado a abandonar su cubil, tras haber dado asilo a montañeros perdidos
No hay comentarios:
Publicar un comentario