Todavía no lo está –perdido del todo- pero le quedan dos telediarios al palacio dieciochesco.
Yo entré una vez
cuando iba de reportero dicharachero, entonces el inmueble era casa de vecinos,
que pagaban mil pesetas de renta antigua: casas de cuatrocientos metros cuadrados en las
que la vista se perdía hacia los techos altísimos...
Después los munícipes se pusieron farrucos y echaron a todo cristo a la calle. Menos a una vieja, cuasicentenaria, que había nacido en el caserón y allí murió no hace mucho.
Decían que iban a hacer una biblioteca, una academia de música, “alojamientos para jóvenes”. Rollos.
Aquello era el
reino de la rata y la litrona, hasta que llegó una empresa de vigilancia que se
llevó una millonada.
El palacio, en
la cabecera del Rastro, contaba con la máxima protección histórico artística.
Había pertenecido a la duquesa de Sueca, mujer de Godoy.
Ahora lo
declaran ruina inminente, y dicen que tiene peligro de derrumbe sobre el
colindante instituto San Isidro (imágenes claustro instituto SI).
Patios dentro de
otros patios y casas dentro de otras casas.
Una pena.
Mola mazo. ¿Se pue entrar?
ResponderEliminarSe pue se pue, peo cuidao con la rata
ResponderEliminarGaur Isidratoko eguna da