Se va, se jubila, hu-hum, qué pena, Juan de Pablos… Más de treinta años oyéndole, escuchando
entre canción y canción, pero sobre todo escuchándole a él, sus titubeos, sus
mmm, sus hu-hum, sus silencios, sus cir-cun-loquios, haciendo acopio de
paciencia hasta que se arrancaba de nuevo, a veces eufórico, risueño, otras mortecino, melancólico, a punto de echarse a llorar…
La primera vez que lo escuché me cogió por sorpresa, un anochecer de verano en el cuarto de Bilbao, tumbado en la cama, con la radio pequeña de la abuela, mirando el cielo sobre el patio… Hacia 1988, y Juan de Pablos no tendría aún los cuarenta pero ya era un viejoven. Desde el primer momento sonaba como una voz amiga, un conocido: de siempre...
Han sido muchos años, y muchos recuerdos, oyéndole en la casa, o en el curro, o en la carretera… Pinchaba mucho dudua , baladas y teenagers, pero también música de carretera, aunque de pronto saltara de Neil Young a Joselito. A ratos con chispa, a ratos cansado, convaleciente... Desaparecía de pronto por largas temporadas y volvía a horas inusitadas (preferentemente en el atardecer, con el día ya vencido), ¿cuánto podría durar esta vez? Ironizábamos cambiando el nombre a su programa, en vez de Flor de pasión Flor de pensión, pero él seguía a través del tiempo mientras otros locutores míticos como Ordovás o Manrique caían de la programación de R3.
A veces con catarro, o con sueño, a veces riéndose él solo, hu hum, como si se acordara de algo que no quisiera contar y le hiciera mucha gracia... No sé si un hombre de radio pero sí un hombre en la radio, un tío legal, no había más que oírle. Azzurro y hasta siempre, monstruo, maestro…
Han sido muchos años, y muchos recuerdos, oyéndole en la casa, o en el curro, o en la carretera… Pinchaba mucho dudua , baladas y teenagers, pero también música de carretera, aunque de pronto saltara de Neil Young a Joselito. A ratos con chispa, a ratos cansado, convaleciente... Desaparecía de pronto por largas temporadas y volvía a horas inusitadas (preferentemente en el atardecer, con el día ya vencido), ¿cuánto podría durar esta vez? Ironizábamos cambiando el nombre a su programa, en vez de Flor de pasión Flor de pensión, pero él seguía a través del tiempo mientras otros locutores míticos como Ordovás o Manrique caían de la programación de R3.
A veces con catarro, o con sueño, a veces riéndose él solo, hu hum, como si se acordara de algo que no quisiera contar y le hiciera mucha gracia... No sé si un hombre de radio pero sí un hombre en la radio, un tío legal, no había más que oírle. Azzurro y hasta siempre, monstruo, maestro…
Juan de Pablos, Juan de Pablos...
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=gnzcngo1eg8