Los
gatos muertos los cementerios los accidentes los hospitales las peleítas los
desamores los pinchazos. Toda la basura psíquica con la
que vamos cargando hasta que la noche la
escupe la cabeza la escupe –el fuego el miedo el horror rifirrafes por ná
semáforos en ámbar cadáveres que echan humo- (todo se recompone (¿por fin?) no
sin pérdida) - despiertas impresionado por todo el material que está saliendo
del camarote -fresko fresko: de los
últimos años-, pero también aliviado mirar a la calle que asoma tranquila en la
noche tranquila. Como una balsa de aceite.
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