Como
aquel poeta viejo de los bares de Arguelles –viejecillo calvo y pequeño de ojos
azules y cándidos de niño- que empezaba declamando: Bella entre las flores eres como la rosa (o algo así) y terminaba,
rompiendo la rima, malogrando la expectativa, encogidos los hombros con un
gesto de fatalismo: Y le jodieron… y le
dieron por el culo así la realidad destruye toda poesía
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