Aparece
siempre a esa hora del atardecer. Hoy
llega hasta el cuarto del ordenador al fondo de la casa. Maulla. Otras veces
aparece y le saco algo de comer, un poco de chorizo o de bonito, y no siempre
lo quiere. Se diría que viene para saludar. Confianzas pocas. Si quiero cogerla
sale a la terraza y se descuelga con elegancia. (hoy, cosa rara, tenía hambre y
se lo ha comido todo). A veces entra y sale sin más, marcando territorio, o se
queda tumbada en el balcón, y echa atrás la cabecita para examinarme. Me parece
bien, porque –parece querer decir- ella estaba antes. Siempre estabn antes, los
gatos
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