jueves, 23 de agosto de 2018

LAS PISCINAS DE MADRID


 
He bajado unos días a Madrid, para el cine y el Rastro y esas cosas, pero sobre todo por ir a casa de algunos colegas que tienen piscina. No es por presumir de amigos ricos, sino de amigos a secas (nunca peor dicho). Además, con lo que es esto en verano, tener piscina en Madrid no es un lujo, es un artículo de primera necesidad. Ya me gustaría a mí poder ir hasta casa, nadando, atravesando piscinas, como Burt Lancaster en El nadador.




Lo demás calor y ruido, menos gente pero también gente. En general cada vez más, y más coches, más casas, más chinos, más turismo, más aire acondicionado… el calor cada vez más caliente. Pero he callejeado por los veranos vacíos de hace mucho, y al pasar por la plaza de la Cruz Verde recuerdo un año que vimos un tío llevando a beber a dos ponis en la fuente… ¿De dónde salían esos caballitos, por dónde habían entrado a la ciudad? Tal vez del Campo del Moro, o de los pesebres sombríos de un palacete del Madrid de los Austrias... Y ahí fue también, en ese pilón mismo, donde me tiraron a traición al agua Iñarrón y Pablo. Pero qué fresquita estaba…



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