Es
de noche, vamos Joserra y yo en la moto por las calles de granada, que huelen a
marihuana –incluso yendo en coche llega el olor, por la circunvalación, por los
barrios de bloques, son plantaciones en casas y a saber de dónde vienen, la
madera desde luego no lo sabe tampoco, de dónde concretamente, de qué casa, de
qué piso, porque la toma de la luz la hacen de estrangis, pero… hay que
combatir el paro y de aquí van estas hierbas a Alemania, Holanda, Polonia, y
sitios así de oscuros… GR es la mayor exportadora de España.
Pero
nosotros vamos hacia la Alhambra. Dejamos el Paseo de los Tristes y subimos por
una calle estrecha y oscura entre dos murallas, bajo los árboles, con el rumor
de un río que corre a un lado.
Me
acuerdo la primera vez que entré en la Alhambra. Debió de ser las navidades de
1984. Una madrugada que tras la noche de marcha venía con unos amigos en coche
desde Málaga… Creo que entré por esa puerta de la foto (no la he vuelto a ver
la puerta, la he cogido de “intenet”).
No
había entonces vigilancia, ni seguridad, unos viejillos en un tabuco de luz
aceitada que nos cobraron creo que 75 pesetas y pasamos con los botellones y toda la
pesca. (No debían de querer complicaciones, no les pagarían para eso.) Serían
las ocho de la mañana. Estábamos solos en los jardines bajo la llovizna en un
frío húmedo y ahí se me quitó, definitivamente, todo el colocón. Recuerdo los
baldosines rotos, los azulejos en las paredes, los surtidores… Cantaban algunos
pajarillos y la niebla lo envolvía todo. Yo me senté en un banquito hundido en
la pared encalada, bajo una hiedra, y enseguida me quedé dormido, con ese sueño
casi a voluntad que sólo se tiene en la juventud. Cuando desperté un rato más
tarde la mañana era gris, las nubes colgaban sobre los pueblos de la vega.
Es
de noche, vamos Joserra y yo en la moto por las calles de granada, que huelen a
marihuana –incluso yendo en coche llega el olor, por la circunvalación, por los
barrios de bloques, son plantaciones en casas y a saber de dónde vienen, la
madera desde luego no lo sabe tampoco, de dónde concretamente, de qué casa, de
qué piso, porque la toma de la luz la hacen de estrangis, pero… hay que
combatir el paro y de aquí van estas hierbas a Alemania, Holanda, Polonia, y
sitios así de oscuros… GR es la mayor exportadora de España.
Pero
nosotros vamos hacia la Alhambra. Dejamos el Paseo de los Tristes y subimos por
una calle estrecha y oscura entre dos murallas, bajo los árboles, con el rumor
de un río que corre a un lado.
Me
acuerdo la primera vez que entré en la Alhambra. Debió de ser las navidades de
1984. Una madrugada que tras la noche de marcha venía con unos amigos en coche
desde Málaga… Creo que entré por esa puerta de la foto (no la he vuelto a ver
la puerta, la he cogido de “intenet”).
No
había entonces vigilancia, ni seguridad, unos viejillos en un tabuco de luz
aceitada que nos cobraron creo que 75 pesetas y pasamos con los botellones y toda la
pesca. (No debían de querer complicaciones, no les pagarían para eso.) Serían
las ocho de la mañana. Estábamos solos en los jardines bajo la llovizna en un
frío húmedo y ahí se me quitó, definitivamente, todo el colocón. Recuerdo los
baldosines rotos, los azulejos en las paredes, los surtidores… Cantaban algunos
pajarillos y la niebla lo envolvía todo. Yo me senté en un banquito hundido en
la pared encalada, bajo una hiedra, y enseguida me quedé dormido, con ese sueño
casi a voluntad que sólo se tiene en la juventud. Cuando desperté un rato más
tarde la mañana era gris, las nubes colgaban sobre los pueblos de la vega.
fuente de Alfacar |
Entonces
la Alhambra estaba abandonada y romántica. Jr recuerda que poco antes acampaban los gitanos intramuros y hacían hogueras. La chavalería granadina
subía a unos porros y lo que se terciara. (Yo mismo vi la Alhambra con litronas
rotas y chutas esparcidas…) Muchos pueblos de España tenían en lo alto un
castillo desmochado para esparcimiento de la juventud. Todavía “el patrimonio” no
había sido “puesto en valor” y estaba como lo pintaron los viajeros románticos
y Washington Irving en los Cuentos de la Alhambra, que la hizo famosa. Otro
americano muchos años más tarde, Bill Clinton, trajo ya el turismo en masa y
cuando –siglo xxi- fui con I a la alhambra había colas del copón, yanquis,
chinos, japos mayormente. Entonces pasamos bajo una cinta amarilla que había a
un lado de la cola, saltamos un murito y ya estábamos en los jardines (segunda
y última visita, y ésta vez por la face) jardines ya adecentados y monetizados
y a punto de ser globalizados… Era el 11 S, que lo vimos por los bares de
Granada, en las teles, como una película de Godzila.
Carretera de Víznar |
...por donde andan buscando los huesos de Lorca |
No hay comentarios:
Publicar un comentario