viernes, 4 de junio de 2021

DELIBES Y UMBRAL

 


A ratos voy leyendo este libro, que tiene algo de correspondencia comercial, o empresarial: las cartas entre Delibes, director de El Norte de Castilla, y Umbral –entonces colaborador y chico para todo del periódico en Madrid. Umbral hace de machaca del escritor humanista y cristiano, que le paga, justo es reconocerlo, publicitando a tope su obra incipiente.









Tampoco Delibes, desde la provincia, deja de velar por su prestigio… Hacen entre los dos, a distancia, política y estrategia. La literatura queda en sus cartas muy en segundo plano. Así que todo vale: menos el título, muy de Hollywood... Además, que estos dos “gigantes” no pueden ser más distintos.


Umbral vive en escritor, “sublime sin interrupción” en la línea de Baudelaire o Valle Inclán. Escribir aunque no haya nada que decir, pues la escritura genera sus contenidos, sus temas. Cuando murió, ya Umbral estaba a punto de ser olvidado. Hoy ha sido recuperado como un personaje, escritor de escritores. Pero de Umbral ya he hablado más veces en este blog.




Delibes, por contra, tiene poca pinta de escritor. Parece que lo fue un poco de churro, por aquel premio que le dieron. Al contrario de FU, es un autor con mensaje. No parece siquiera interesarle mucho la literatura (¿cuáles son los modelos, las influencias de Mdel?) sino que el lenguaje le vale como soporte de lo que quiera decir –la soledad, la despoblación*, etc– aunque sea el lenguaje, coloquialmente reproducido, de la Castilla rural, más que con alma de filólogo (tipo Azorín) con oído de periodista. Pq mdel va de cazador, de pueblerino, pero es un tío de la ciudad, un periodista de Valladolid, que se da sus garbeos por el campo



He leído, en estos días torreros (castellanos a la fuerza), cosas que no había leído nunca de Mdel. La hoja roja, la historia entre el jubilata y su criada, es tan buena y tan sentida como puedan serlo muchos cuentos de Chejov. En Las guerras de nuestros antepasados (que ya había leído en un verano de la adolescencia) están los pueblos medio abandonados, la naturaleza estallando alrededor,  los jóvenes que se van o vuelven –y luego ya las preocupaciones típicas de Mdel: la violencia, la convivencia, etc (El protagonista es uno que está loco o que se lo hace, pero tampoco voy a contarlo todo…)

Así que estas cartas y estas biografías para lo que valen es para cargarse mitos y prestigios,  para desgastar un tanto a dos escritores  que “han quedado”, que se siguen leyendo, si es que hoy alguien sigue leyendo nada. 


(*Castilla norte, años 40-70, con el fantasma de la emigración, mayormente a Bilbao)

martes, 1 de junio de 2021

ESCRITORAS



 
Sin haberme planteado nunca ese rollo del "género" en la literatura me he dado cuenta de que estoy leyendo últimamente a más escritoras... en general con buenos resultados ((aunque he dejado por la mitad el último premio herralde, una historia chorra de vampiros y demonios a los que les tienen que comer la polla para que se activen, una mezcla entre el realismo mágico y el peor stephen king)) algunas autoras me han gustado mucho -carson mc cullers ana maría matute joyce carol oates y ese plan -de otras me ha parecido empalagoso o impostado el punto de vista, -intuición femenina  remarcada a posta- no así en estos dos libros, donde el lenguaje es vivo, la observación directa, la percepción alerta y la visión humana sin ambages de "chicos y chicas". En Todo arde un descenso a los infiernos _a la Cañada Real madrileña, tema que se empieza a poner de moda, con pinículas y obras de teatro, pero Nuria Barrios lo contó primero, entre la alucinación y el constumbrismo, un chico que baja a la cañada a rescatar a su hermana, que es yonka, y todo en una noche, todo en un andar... En estos libros "de escritoras" alienta el dramatismo pero hay algo así como una aceptación de lo inevitable que lo hace menos terrible. Porque de ese palo va también la historia que cuenta Berta Marsé, con fondo de Barcelona, cárceles, expo 92, venganza y eutanasia, alternando narrativamente 1ª y 3ª persona, en un relato circular muy habilidoso que va mostrando sus claves según se desarrolla, con destellos de ambivalencia... y no cuento más salvo que no tiene nada que envidiar, sino todo lo contrario, a las novelas de su progenitor el recordado Juanma (rsé).