domingo, 27 de enero de 2019

TIRSO


Avanza la plaza en la noche, entre las casas que se caen y las casas que construyen. Entre el pasado de arena y los urinarios de posguerra, ahora con kioskos de flores y hermoseada por un punto parisino –veladores, estufas y el bar de Toulouse-Lautrec.

 
Ahí está en la noche de los tiempos. Vigilados por la estatua de ese fraile literato que la nombra, se renuevan los carrilanos -achiquerados y a la vez libertos, aunque sin € para coger un cunda. También Valle Inclán vivió aquí, cuando se llamaba Progreso, pero él  hacía la vista gorda. Alerta la plaza en sus antorchas, olvidadiza y presente, sumergida y emergente… 


Al entrar la primavera por sorpresa, zarpa la plaza como un barco entre autobuses, sin tocar la sirena, sin darnos casi tiempo a bajar. Mejor hacerlo de un salto, pues siempre fue punto de partida a los infiernos. También algunas madrugadas de verano, cuando los carteristas de tijera, cuando la brisa despliega todas sus velas.


viernes, 25 de enero de 2019

TARANTELA


Me trago por la noche la película que pongan, muchas veces ya las he visto, porque las repiten mucho, pero no me importa… Hace unos días, La lista de Schindler, que, sin ser de mis preferidas, aguanta, pese a sus tres horas. Se puede revisar esta de Spielberg, como otras, yo qué sé, de Scorsese, Coppola, o de los hermanos Coen (cineastas de apariencia kisch pero con profundidad en sus películas, a veces tan maravillosas como True grit). Aunque nos sepamos estas historias tenemos que seguirlas viendo porque transmiten y emocionan.


True grit

Ayer ponían Django desencadenado. La quito a los diez minutos, como casi todas las de Tarantino. Las he visto algunas en el cine y de primeras sí son resultonas, son llamativas. La fotografía muy buena, los actores, la banda sonora, algunas escenas grandiosas. La puesta en escena muy cuidada, dicen…
Ingredientes de lujo para un rollo ampuloso, para contar la nada. Historias en el vacío sin emoción verdadera ni motivaciones en los personajes, sin transcurso ni lógica narrativa… Cuando parece que puede haberla, Quentin se empantana en diálogos interminables, supuestamente ingeniosos, que muchas veces no tienen relación con lo que vemos en pantalla.


Ya me imagino que a Tarantino no habrá quien le tosa, pero debería dejarse asesorar por algún guionista o alguien, y meter un poco tijera. A mí se me hace muy lento y muy repetitivo. En esta de Django, la música acaba siendo machacona, aunque sea del gran Ennio Morricone, las pistolas disparan balas de kétchup,  Leonardo Di Caprio sale sobreactuado. Algunos planos son muy bonitos, pero, qué… 
Tampoco se entiende por qué en Los odiosos ocho, su siguiente western, tuvo que utilizar ese pedazo cinemascope para hacer una peli de interiores, que sucede en el interior de una cabaña y dura... tres horas.
Tarantino hace parodia o pastiche de los géneros, con Django coge la textura rasposa del spaghetti western y le da un baño purpurina. Parece haber encontrado la historia del cine y la vuelca y barajea para construir un lego caprichoso, un collage donde caben de Sonrisas y lágrimas a Doce del patíbulo. Batiburrilo de “influencias” que subraya a modo de “homenaje”. 
Tarantino dice que se crió en los videoclubs pero a mi me resulta un hijo de la era internet. Ya se sabe que en internet está “todo” –los tebeos de la infancia, los carteles de películas, las canciones, los periódicos viejos- el arca de los juguetes que había dispersado el tiempo, aunque todo sin color ni olor ni tacto, al otro lado del cristal. Como las películas de Tarantino.



jueves, 24 de enero de 2019

LAS CASITAS DE COLORES

Benjamín Palencia: Niños de Vallecas (1940)
Voy a ver a Aitor a Pueblo de Vallecas. Vive a diez minutos del metro y el bulevar, en lo que se conoce como las casitas de colores.
Estas casitas eran de protección oficial hasta que la CAM se las vendió a un fondo buitre, que pasaron de costar 200 euros a 600 al mes…
-Para eso te habías quedado en Cuatro Caminos, tío.
Bajamos al chino por coca cola y un litlo. Entramos a un bar de madera blanca que han abierto debajo de la casa de Aitor y hablamos con unos que han venido de Bilbao, porque Vallecas es ya universal…
Tampoco se está tan mal aquí, lejos de todo, en el atardecer gris, aunque no haya mucho que hacer. Fumamos, miramos el campo manchego, echamos comida a unos gatos. Subimos a la casa a echar un tarot a ver el azar qué depara.

jueves, 17 de enero de 2019

INSOMNIO



Ya veo que no voy a dormirme y me levanto de la cama, pero no con la idea de poner el ordenador o ver la tele, otra vez no... Esta época de pantallas, que “nos acerca el mundo” no ha hecho sino alejarnos de él, o sea de nosotros mismos. En la oscuridad me quedo fumando, aunque sin ningún dramatismo. Miro la noche por la ventana. Me gustaría salir a la calle, pero tiene que hacer un frío… Iría con la bici como una vez hace tiempo atravesando la ciudad dormida hasta los soportales de la Plaza Mayor, y allí tomaría en un bar que abría de madrugada café con churros. Ya no está esa ciudad, los barrios donde vivimos, la calle estrecha por la que volvíamos bajo los plátanos, neones en la lluvia y a ratos un sol de ladrillo en la terraza- todo eso ha quedado atrás y esto ya no hay quien lo pare… (Ahora quizá sea lo mismo: aquí abajo zumban  las ambulancias, un borracho pasa cantando... Pero, de tanto mirar el paisaje, este ha terminado  por esfumarse…)

viernes, 11 de enero de 2019

LUNA DE BILBAO




Foto: José Luis

He estado viendo en La 2 Aquella vieja luna de Bilbao, un documental impresionante sobre el Bilbao de antes de la riada, que, sin cambiarla aún del todo, se llevó por delante una ciudad muy urbana, muy heterogénea... El Bilbao de La Palanca es el que más sale: la calle de las Cortes iluminada por los neones de los bares, el cine Vizcaya, las minas… En el reportaje un minero viejo abre un portal en los muelles que conduce a una galería abandonada –una especie de bocamina- llena de desagües, resto de una ciudad subterránea que ya es muy raro que emerja. 



También aparecen las fábricas viejas que había donde ahora el Guggenheim… Por allí a veces dejaban al Gargantúa, que se quedaba como ayunando, y en un muro había una gran puerta de piedra que se abismaba en una negrura terrorífica, la entrada a las alcantarillas…

Foto: Asís

Me gustaba mucho aquella ciudad, como más mezclada, más abigarrada que la de ahora, o así la veía yo. Hoy es verdad que todas se parecen. Pero entonces era el olor a carbón, las grúas, los teatros y palacetes ennegrecidos, mundo de un gris carbonilla que se te pegaba en la cara y había que limpiarse con pañuelos al llegar a casa…

Lazkano

jueves, 10 de enero de 2019

DE PASO


Alguna vez yendo de viaje al parar en un pueblo perdido entrábamos en el bar y nos hablaban con tanta familiaridad que alucinábamos. ¿Vosotros de quién sois? ¿Sois del Mamerto? ¿De la Juliana? Con tanto cariño que daban ganas de decir que sí, de quien hiciera falta, que éramos hijos del pueblo que regresábamos tras conocer mundo. El caso es que tampoco torcían el gesto cuando les decíamos que íbamos de paso. Todo está bien, pero sin idealizar, pues otras veces salía el tío de la vara y entonces tocaba salir zingando. Pero qué bonito sería tener la bicicleta en la puerta, y los perros, y salir a recorrer las calles tirando de cajetilla como quien no quiere la cosa...



sábado, 5 de enero de 2019

SERRAT EUSKARAZ


Serrat es un tío que se lo tiene bastante creído… Pero porque puede. De no haber sido por esta noticia chorra, yo creo que no habría vuelto a escuchar sus discos, que me han acompañado algunos ratos muertos de esta navidad, y hasta me han dado marcha y energía,  borrando el sonsonete de los villancicos.
Suena raro que haya “cantautores” con marcha… Serrat es un artista pop, quizá el mejor que haya habido en España. Lo que pasa que en un momento se decretó que todo lo anterior a 1980 no valía, y todo a mayor gloria de unos pegamoides de mierda.
La noticia es que Joan Manuel interrumpe el concierto en que interpreta el disco de Mediterráneo para contestar a un espectador que le ha gritado que cante en catalán. Serrat le dice que está haciendo un disco que se grabó en castellano. Otra cosa es lo que se saltan las informaciones, que no cuentan que Serrat se dirigió al nota en catalán –o sea, que no negaba el catalán, sino afirmaba su derecho de cantar en la lengua que le diera la gana.

A mí me gusta el bilinguismo, incluso cuando en una misma conversación se pasa de una lengua a otra me da una impresión de agilidad mental y de frescura espiritual. Me gusta mucho en los pueblos de Bizkaia cuando se cambia del euskera al castellano y luego vuelve a cambiarse, me parece que son más las cosas que se ganan en el trasvase que las que se pierden, algo entre los dos idiomas queda flotando y gana fuerza…
Aquí va esta canción de Serrat en castellano y euskera, olvidada pero preciosa… En España fue censurada y no salió en el disco “Joan Manuel Serrat” de 1970, pero sí se publicó cuatro años más tarde en single. Para mí es una de las mejores suyas.

viernes, 4 de enero de 2019

OSCURA NAVIDAD


Ya queda menos, pero… qué largas, qué interminables se hacen estas “fiestas” de navidad. Uno las aborda incluso con buen ánimo, pero es imposible no acabar naufragando en ellas. Nochebuena, Nochevieja, reyes…
El ritmo vital del otoño, de las noches cortas, al que hemos logrado acostumbrarnos con esfuerzo, se interrumpe para dar lugar a mayor tedio y sinsentido si cabe. Un hilo se rompe y Navidad hace añicos todos los buenos propósitos. Acaba con los cuerpos y las mentes. Vale que hay algunos hermosos reencuentros, pero sobre todo desencuentros y ausencias, calendarios trastocados para envolvernos un año más en el mismo engrudo.
En el solsticio de invierno los antiguos encendían velas y antorchas a fin de contrarrestar la oscuridad de estos días. Luego la cosmogonía cristiana se insertó en el calendario, decretando que dos mil años atrás quedaba alumbrada la noche de los tiempos para siempre, y que todo cobraba sentido. Pero seguimos sin saber nada y el mundo sigue siendo oscuro y misterioso…




jueves, 3 de enero de 2019

LAS TERMAS DE SANTA FE


Voy muy contento en el coche porque voy a Andalucía, hace sol, la carretera en La Mancha baja vacía y tranquila. A poco de llegar a Granada me han dicho que hay unas fuentes termales que salen de la tierra, en un pueblito que se llama Santa Fé. Paso el pueblo, paso un polígono –todo ello preguntando mucho- llego a un camino de tierra, dejo atrás un pinar… y sigo preguntando –chavales, viejos, aparceros, hippies, perros- y me he pasado las aguas termales. Al final siguiendo a un coche llego hasta allí. Hay que subir a un cerro, a donde Cristo dio las tres voces, y en el camino hay muchas furgonetas, tiendas de campaña, radios rock… Las fuentes, en realidad unas pozas, están escondidas entre retamas y alrededor puestos de comida, más furgonetas, paz y anarquía. Es un sitio raro suspendido bajo el cielo. Antes no se llegaba nadie, pero en un momento dado, dicen, se celebró allí un festival de rock y… No sé muy bien de qué va este rollo, paraíso de cieno, o purgatorio para llegar a la dorada Granada. Fondo de Sierra Nevada. Unos hippies espiritados pasean con la mirada perdida, la toalla colgada a la cintura. Otros, cebados como hooligans, se sumergen en una de las termas. Hay una mezcla de idiomas y lagunas de un silencio desconfiado. Hay unas amas de casa checoslovacas. Hay también unos malotes de moto y porros que ni se quitan la chupa. Unos turistas que venían a mi par se  han dado la vuelta al ver toda aquella concurrencia. Yo me desnudo (bueno, me quedo en calzoncillos) y por si acaso dejo a la vista la ropa, piso la tierra fría de cieno, y me sumerjo en el caliente surtidor entre la gente muy blanca salida del invierno.



miércoles, 2 de enero de 2019

UN PERIODISTA

Ha aparecido no sé de dónde, a través de la maraña de las redes, que suelen traer mucho confusión y desencuentro, pero a veces también algún regalo o, cuanto menos, buenas vibraciones. Dice que entró por el blog (buscando algo sobre, glub, Torrente Malvido) y que luego encontró mis libros por Moyano y por El Rastro.
Es un chavalote, César Muñoz, 23 años, que escribe para Lanza de Ciudad Real…, así que ya puedo decir, como el típico novelista carroza: Me leen los jóvenes. Pero sí es verdad, que te ande buscando esta peña me recuerda a cuando yo iba detrás de los viejos, en busca de sabiduría y enchufes (obviamente, éste no es el caso) O sea, todo se entrelaza, se cierra el círculo, la vida sigue…
Ya sé que hay pocas cosas más patéticas que autopromocionarse pero, qué coño, me ha hecho ilusión, sobre todo después de tantos rechazos literarios. Así que ahí cuelgo el artículo que ha hecho sobre El norte, que va para CR, donde no sé si he estado en la vida, y para toda La Mancha manchega y quijotesca. La novela cumple en éste que entra… diez años. Dice César que ha preguntado y aún quedan ejemplares en la editorial Destino, chupando polvo.
La bestia negra del escritor no es, contra lo que suele creerse, el crítico (mejor que hablen mal a que no hablen) sino el editor, lo que pasa es que para decirlo no hay chilina, so pena de quedar inédito.


Torrente Malvido, in memoriam



martes, 1 de enero de 2019

LO MISMO DE SIEMPRE



“Lo mismo de siempre” titulaba Somerset Maugham un libro de relatos, pero no con resignación ni escepticismo, sino dándose con un canto en los dientes de tener un mundo propio para contar. Lo suyo eran cuentos de la China y de los Mares del Sur… Esto mío, aunque de radio más corto, también me temo que vaya a ser lo de siempre: callejeos por las ciudades y alguna escapada por la piel de toro, la huida de los ríos y el silencio de los animales sorprendidos, la soledad desvanecida con los libros y algunos héroes de las pinículas. Chatarra de los momentos bajo el oro de los cielos. Memorias, diarios, anecdotarios, filfa... 



Renovarse o morir, que dicen, es una gilipollez. Además, ni que fuera tan fácil... Pero, en el correr absurdo de los días, me han pedido un par de amigos que lo retome y, como otras veces, me he acordado de aquello que me dijo Enrique Morente, apoyado en una pared del bar Candelas, una noche que fui a hacer un reportaje del flamenco: “Para seguir sólo hace falta que haya dos personas, dos personas distintas, sin punto de contacto, que les guste lo que haces, y entonces tienes que seguir con ello…”