lunes, 24 de septiembre de 2018

CONGRESO

Hijos de puta...

Vino JR de GR y yo bajé a MAD para hacerle de guía. En un momento queríamos ir al Congreso pero estaba acordonado como muchas otras veces –lo mismo da con PP que Psoe- y pasamos una barrera que había frente a Euskal Etxea pero en la siguiente un geyperman nos preguntó: a dónde se dirigen uds caballeros
Pues, mira es que vengo con este amigo que ha venido de Granada y que quería ver el congreso de los diputados (faltaba añadir: Qué ocurrencia)
Los tres sonriendo con quijada de caballo, pero estuvo majo el tío y aunque dijo que hoy no era el mejor día pasamos frente a la fachada -separada de las calles por un montón de vallas. Había unos pocos periodistas, la gente de Wyoming, algún político vagamente conocido…  y un montón de coches blindados azules, calle abajo tras una barrera unos que gritaban: sí se puede ¿A estas alturas?
Luego me enteré que eran jubilados, que querían cobrar (más pasta) que acabaron cobrando (unas hostias), por mover las vallas, que quedaban muy lejos de los leones, decían. Pero esto de vallar el congreso… ¿qué se han pensado que es, el Palacio de Invierno?

domingo, 23 de septiembre de 2018

TETAS

Voy antes de que la cierren a la piscina de la Casa Campo, fines de septiembre y mucha gente
Van como siempre muchos guiris, chicos y chicas que al hablar parecen como caballos
Los tradicionales mariquitas como arrinconados, pues lo que mayormente se ven son tetas
Las chicas sin entrar en el agua pero sentadas en el bordillo en topless rodeando la piscina
Te miran para que les mires las tetas, te miran con los ojos o a veces directamente con las tetas
Yo voy nadando de espaldas y miro a un punto indistinto del  paisaje, pero por un efecto de óptica o de perspectiva me aparece como un mosaico de tetas
Hay una chica muy joven y morena de enormes ubres, está como en un esquinazo, un poco arrinconada, con carita de pena, resaltando como a su pesar.
Hay a pocos metros unas chicas en bikini que no la conocen de  nada, pero que le cantan descaradamente: ¡Boys, boys, boys…!

viernes, 21 de septiembre de 2018

HORMONAS

Llega como siempre celérico y sé que en un rato le perderé de vista. Empieza a contar sus conquistas por internet, la continuación de ellas, pues no hablábamos desde junio y en estos meses de verano –“¡Han pasado muchas cosas!”- ha debido tirarse a por lo menos doce o trece.
Me las va enumerando y me suelta toda la lista como si fueran los personajes de una comedia madrileña. No sé ni cómo se acuerda, ni cómo le da, no ya la polla sino la cabeza, porque a veces atiende dos chats o tres a la vez. Todo ello espoleado por el viagra, del que ingiere grandes cantidades pues ya van siendo años y las hormonas no dan abasto…
Empezó más o menos cuando le dejó una novia más joven y desde entonces no ha habido semana que haya podido parar quieto. Los contactos los hace en las redes con muchos jaja y ji ji, y después se desplaza por barrios y ciudades dormitorio. Incluso en las nevadas de enero, con “riesgo máximo de alerta”, marchaba ávido hacia Cuenca una noche de entre semana, y yo me imaginaba la carretera vacía y bajo los copos un bólido corriendo desdibujado por la velocidad como un espermatozoide.
Ahora se queja de que ninguna ha querido seguir con él y de eso le queda una sensación de fracaso. Pero no tiene tiempo a paladearla, porque en cuanto una le deja va a por la siguiente “sin solución de continuidad”, como la mona que pasa de liana en liana sin tocar tierra... A todo esto, mientras hablamos, sigue chateando.
-Pero normal que no quieran, siempre estás en otra parte…
-No, no, ellas no tienen por qué saber nada.
-Qué te crees tú eso.
Uno, que siempre ha tenido que dar muchos palos de ciego, antes le contemplaba con cierta envidia. Pero, esto… Y le veo marchar, perdido en su maraña, y me quedo sentado fumando en una terraza, y pido otro café con hielos mientras zumba a los lados el paseo Extremadura.

sábado, 15 de septiembre de 2018

ROSENDO EN MAJADAHONDA

Fui por ir con la basca a Rosendo en Pijadahonda (yo ya le había visto en el pueblo hacía poco). Ibamos sin prisa pues tocaban de teloneros Rulo y la contrabanda, unos poperos de Cantabria (el carabanchelero hace cartel con punkis, heavis, grupos como éstos, y lo que se tercie: pega con todo). Pero se invirtieron los términos, lo que hacen a veces las grandes estrellas, y entramos con Rosendo empezado y rodando. Tocó lo mismo pero no tocó lo mismo que hace un mes. No era el Rosendo testamentario de La Adrada, entronizado por el niño y la agüela con mecheros y fotitos, sino algo fresco y vivo, sin fecha de caducidad. No despedida sino eterno retorno.


ADIVINANZA


¿Dónde está la cabra?




martes, 11 de septiembre de 2018

lunes, 10 de septiembre de 2018

WATUSI

Leyendo El día del Watusi, de Francisco Casavella (que por cierto no me ha gustado nada) ...

Me he acordado del Watusi que yo conocí, un punki alto y ganso, muy moreno, que apareció en aquellos inventarios forestales que hicimos por el Alto Tajo, en Cuenca. -¿Cómo te llamas? -Watu… Watusi (con naturalidad total). Soy de Barna,  ja ja, de Barna… Charnego, charneguillo… El Watu hablaba con acento y dicción sacados directamente de El Jueves, Makinavaja y así. ¿De dónde había salido? El Watu, de Barcelona, y su novia, de Málaga, habían llegado a un acuerdo democrático y equidistante geográficamente, estableciéndose como pareja en Cuenca porque era lo que quedaba a mitad de camino. En Cuenca vivían en un barrio bonito y viejo, aledaños de la catedral, pero peligroso. El propio Watu, que estaba muy corrido, movía la cabeza con contundencia, el mohicano en toda la cresta. El Watu, en el rato que llegábamos de la ciudad al tajo, todo lo largo que era, echaba en la furgoneta unas siestas con ronquidos y pedos. Pero currar curraba. En los descansos promocionó un juego en el que se hizo campeón, el juego de lanzar un hacha, unas hachas pequeñas que teníamos para marcar los pinos, el hacha no había que clavarla directamente en el árbol sino primero hacer unos molinetes en el aire. El Watu arrasaba y también una pelirroja que había venido de Reinosa. Yo por entonces había publicado unos libros y Watu y unos hippies, una pareja de hippies que en verano vendían bisuta por las fiestas, rencorosos, pretendían vacilarme (Watu estaba entre dos aguas, pero como era amigo de los hippies…) Lo que pasa que no podían conmigo, además de que la peña, la demás peña, les callaban enseguida, orgullosos de tener en la cuadrilla una especie de mascota literaria… El Watu una mañana pegó un trago de gasolina y con un trozo de yesca encendida sacó una llamarada como si fuera un dragón. Watu también tenía un niño de meses, Jerónimo o Jero. Watu, qué tal tu niño. Buah, ¡más bien…! Se está poniendo como un cerdo el hío puta

La novela es coñazo, pero también "libro de culto". En León en un barrio se celebra todos los años el día del watusi, que cae el 15 de agosto. Pues vale...


miércoles, 5 de septiembre de 2018

SEPTIEMBRE


Es bonito septiembre aún con la luz viva del verano y un juego de luces y sombras en los caminos. El azul del cielo tiene algo opaco y esto parece que le da como un núcleo al día, un peso, frente a los días calientes que para mí corren iguales unos que otros.
Las carreteras están medio vacías, a estas casas ha llegado también el silencio, y yo me alegro. La soledad algunos ratos se hace dura, pero peor es cuando arrasan las hordas…  No es por ser el ogro de los cuentos, pero con la soledad también se pueden hacer muchas cosas. Sin embargo, cuando zumba la mara, con sus barbacoas y con sus taladros, hasta esa prerrogativa te será negada.
He ido hasta La Adrada a comprar al supermercado. El pueblo casi desierto. Ya eran más de las cinco pero las persianas de la tienda estaban echadas. Había varios carteles contradictorios. Se cierra del día 10 al 14 por reformas. Otro decía: A partir del día 8 nos trasladamos, queremos agradecerles, etc etc. Y no sé qué más.
Ha pasado un tío con gafas de mosca que al meterse en un portal ha dicho, zumbón: Deja algo para mí, no te lo lleves todo. (Creo que me lo ha dicho a mí, no había nadie más). Unos paisanos que venían en un coche han parado y muy atentamente me han dicho: Hasta las seis nada, abren a las seis…. Al final he descubierto otro cartel con los horarios.
Exagerando un poco, pero estas dos actitudes podrían servir, matizándolas, para describir los dos lados de la conducta humana. El mundo se divide en los que dan por culo y en los que ayudan. (Los indiferentes, a veces son un alivio, a veces dan por el culo muy sutilmente).
Al atardecer vuelvo para recorrer el pueblo con la bici. La tarde refresca. Mañana también libro y tiraré para La Vera o para Gredos, según me apetezca.

AGUA QUIETA


Antes esto era como más España, y el tío del puro y la vieja de negro decían, cociéndose en la sombra: ¿Qué chavales, a bañarse? Lo decían con la nostalgia de algo imposible, como si no les fuera dado quitarse aquella ropa sudada y ponerse un bañador. Ahora esa gente curtida parece haber apartado la vergüenza, ellos con las bermudas y los tatus, ellas en topless si se tercia. Pero de bañarse, nada. A la gente parece que no le gusta. Les parece una cosa como de niños.
En La Nieta de Piedralaves es verdad que el agua baja fría, porque corre todo el rato, y a lo mejor viene de nevero. Pero a finales de junio, con todo el calorazo que se remansa en esta sierra, no se metía nadie. Se arrimaban a la piedra y se quedaban mirando la corriente, como con un sentimiento atávico. Uno entraba y salía fresco y nuevo de aquel agua limpia. La peña quedaba patidifusa y algunos hasta se levantaban de la merienda para interpelarme. Jefe, ¿está buena el agua? Me miraban como si fuera un naturista, un freak.
Corriendo el verano, esto se llenó de críos, que eran los únicos que se metían, motu proprio o empujados por las madres, física o psicológicamente: “¡Salta, salta, Fulanito! A ver si hay huevos… ¡Supérate!”. Los demás se quedaban sentados en los escalones y gradas a uno y otro lado del agua, mirándose como los monos en el zoo…
Cada uno que haga lo que le de la gana, eso por supuesto, pero no sé por qué me parece encontrar algo retraído y hasta algo avieso, en esa gente que no se baña.

martes, 4 de septiembre de 2018

DOS


yo le acompañé hasta aquel muro blanco… era en el piso más alto, silencioso y tranquilo como un limbo, y al llegar comprendí que desde aquella paz tan grande no se podría volver fácilmente. Allí seguíamos hablando, igual que siempre, pero ella ya desde el otro lado, hasta que se interrumpió la conversación.
La otra tarde oí su voz y que al tiempo iba abriendo la puerta de la calle con la llave, corrí a abrirla del todo y nos abrazamos. Lo primero que pensé: ¿pero ahora…? Pero al sentir su calor tuve la sensación de que nada estaba perdido… ¿Esto es un sueño, verdad? alcancé a preguntar con voz susurrada, me dijo que sí…, pero seguíamos en el sueño… Venía morena, un poco más pálida, el pelo más liso como si estuviera llegando de la peluquería, los pantalones beises y creo que una camiseta marrón sin mangas. ¿Estás bien? Entonces desperté del sueño.
Del sueño me quedó la sensación de algo natural, inevitable. Pero enseguida el mundo siguió como desde entonces, primero pasando muy deprisa, cada vez más despacio luego, como las aspas de un ventilador que se ve tumbado desde la cama.

sábado, 1 de septiembre de 2018

JARI EN EL PUEBLO

Empezó el verano pasado. La casa en la que vive E está apartada del pueblo, un sitio normalmente muy tranquilo hasta que por las noches llegaban unos chavales, empezaban a aporrear la puerta y cuando E abría salían por patas. Al final pescó a uno de ellos y parece que logró acojonarle. El caso es que cesaron las visitas. Este año han vuelto y ya, desde una distancia prudencial, lanzan piedras a la puerta y las ventanas. E, maquiavélico, salió una tarde en las fiestas e hizo fotos de alguno de ellos, fotos que ha colgado por la plaza del pueblo con pasquines de Se busca. En mal momento, porque ahora han entrado en escena los padres y hablan de "menores", "denuncias", "multas" etc. E quiere adelantarse y dice de denunciar él primero. Los picoletos, que no hay pruebas, y no le admiten el trámite. A todo esto se corre el rumor en el pequeño pueblo (infierno grande), y un alma caritativa avisa a mi amigo que tenga cuidado, que le buscan para darle una paliza. La cosa se ha puesto calentita...Yo le he dicho que aquí estamos para lo que haga falta y que si hay que ir se va, aunque no me apetezca lo más mínimo, porque en esta época tan judicializada y tan americana también pueden llover hostias como panes...