lunes, 22 de marzo de 2021

EL GUADALIX

Yo he soñado este río, le digo a E en una demostración de esoterismo barato, pero sí es cierto que mogollón de veces pasando por la ctra de Burgos, muy cerca de Madrid, veía la chopera, un hilo turbio de agua entremetido en los políganos, sin poder imaginar en el secano

la agreste naturaleza que se oculta a unos pocos pasos, así el velo turbio de las apariencias monstruosas oculta tantas veces la felicidad y bla bla bla

lo que parte de este camino es cómo se mete entre los montes, sin posibilidad urbanizable que valga. primero está la poza del hervidero, demasiado frecuentada desde que a todo dios le ha dado por salir al campo. ahí se queda toda la tropa. pero un viejo autóctono -desencantado así mismo de la masificación-  nos avisa que vale la pena seguir el camino

the way

éste es un antiguo canal colmatado, o sea relleno de arena, que se recorre entre el cauce y las peñas. por las que corre paralelo otro caminillo antiguo de agua, horadando a trechos la roca (me recuerda en su admirable tosquedad, tal que tallado por civilizaciones milenarias, aquel de fuentede, en picos) 

lo más probable que éste dejara de utilizarse con la construcción de la presilla o azud (término que viene de los árabes y se utiliza aún mucho en la topografía de esta comarca). ha debido de quedar cegado en algún punto, el canalillo, pues no baja ni gota y puede utilizarse como un paso para enanos

la presa decimonónica


EL GUADARRAMA

 

El puente en la mañana miente un paseo idílico y machadiano. El río éste, veremos, baja interrumpido -por las crecidas, por las laderas derrumbadas tras la nieve..., pero sobre todo asfixiado por una telaraña de carreteras y poblaciones-villanueva de la cañada, villanueva del pardillo, villafranca del castillo, tan fácil perderse de una a otra como confundir sus nombres


este puente viejo de tablas da una vision más humana del río, quizá hace no tanto tiempo, entonces eran los caseros quienes, con sus huertas y minifundios, cortaban el paso por las márgenes. ahora son las urbanizaciones mega/pijas, que prometen a sus usuarios naturaleza y aire libre. por otro lado, ¿vale la pena hacerse millonario para venirse a vivir a casa cristo?


castillos y arena, vados, el campo arrasado en un limbo indeciso que brota entre naturaleza y urbe. así y todo, aún es posible la aventura (aunque sea a pequeña escala...)




martes, 9 de marzo de 2021

HENARESSS

camino de Aldovea

 

Desde el año 2000 no había vuelto al Henares. Ahora lo encuentro más futurista, si cabe, aunque no es fácil bajar al río, entre polígonos, autovías, scalextrics, adosados… Así entramos con las bicis por una carretera, la 206 A, que se construyó y no fue abierta nunca, el capital extendiendo sus tentáculos para por si acaso –ahora la utilizan macarras y émulos de James Dean para carreras furtivas de coches.



Llegamos al infrautilizado “complejo Cervantes”, lo que nos da para hacer chistes: “Yo he escrito el Quijote… y las novelas ejemplares… y… y…” “Calla, calla, que tienes complejo Cervantes”.


El palacio de Aldovea, en el barrio del Castillo, de Torrejón. Antes lo tenían medio abandonado y podías entrar a los jardines, comidos por la maleza –ahora bodas y bautizos. Aquí estuvo el cuartel republicano del general Miaja.   





Loeches:



La junta de los ríos Jarama y Henares, las crecidas arrasando con los arbolitos. El agua gris como el cielo del día.






martes, 2 de marzo de 2021

QSF



Más obituarios… Pero me ha sorprendido el clamor popular acompañando la muerte de Quique San Francisco -un "tipo entrañable", que destacaba por su simpatía y humildad. Conmigo (era una entrevista por teléfono) estuvo borde, y crecidísimo… Daba igual, se habría levantado con resaca, así quedó un texto más gracioso –pues claro que me llaman para rodar, me llaman de todas partes, cómo no me van a llamar si es que lo bordo, ¿no ves que lo bordo? 

No sé si San Francisco era buen o mal actor –no, malo no podía ser ni queriendo, con ese careto y ese físico absolutamente suyo. Renegaba también del cine quinqui y no le gustó que se lo recordara –sois todos iguales, ya estáis con el coñazo de las películas de macarras, del Eloy de la Iglesia- aunque años más tarde cambiaría su valoración, reivindicaría su paso por el género, una vez conferida (y con razón) la denominación de qualité al cine de Eloy

Oye, Jaro, ¿a tí nunca te han puesto una varita?

Lo cierto es que en aquellos personajes, San Francisco quedaba siempre un poco por encima de la peña, siempre a flote, como el elegante que frecuenta el canalleo pero abandona el barco antes de hundirse… Ojos profundísimos, gesto sereno y vagamente pensativo, le sacaban de la vorágine de la acción. 


Una noche también le vimos por la calle, una noche rara de domingo en Arguelles. Apareció como por sorpresa, cual muñeco propulsado de ojos fulgurantes –ojos de serpiente o de encantador de serpientes-, saliendo de tras un árbol para pedirnos un cigarro. Ya no estaba Rosariyo.