viernes, 19 de febrero de 2021

LA ESCUELA DE VALLECAS 2. DESPUES DE LA GUERRA



 

((Resumen de lo publicado: antes de la guerra civil, si eras surrealista, tenías dos opciones: irte a París o irte a Vallecas. Los que fueron a Vk demostraron que se podían hacer la vanguardia y el surrealismo aquí, en las afueras. Se trataba de poner en valor –que dicen ahora los chorras- aquel mundo cegador y pedregoso pero que conjugaba las formas esenciales del planeta.   Arcilla, yeso, cuarzo y aire transfigurados por los morados y amarillos que viera también El Greco.))


Tras la guerra, Benjamín Palencia es uno de los que se queda. Alberto es ya un mito perdido en la URSS.

Un día, en el Museo del Prado, Benjamín contacta con unos jóvenes pintores que están viendo un Greco y vuelven a hacer el camino a Vallecas.


Estos jóvenes pintores –Alvaro Delgado, Gregorio del Olmo, Francisco San José, Carlos Pascual de Lara-  formaban un grupo con fuertes lazos, pues todos provenían de “la quinta del chupete”, las tropas de chavales reclutadas por la república acabando ya la guerra.

Los jóvenes siguen a Palencia, artista prestigioso, como al flautista de Hamelin. Esa tarde entran en la iglesia del pueblo de Vallecas, donde el sacristán está tocando el órgano y comienza una nueva andadura mística de la escuela de VK. 




Palencia sin embargo oculta la vieja generación y la vieja experiencia –no les habla ni de Alberto ni de Alberti, y mucho menos de Lorca (amistad que desvela de pasada un tabernero del barrio: oye, qué fue de aquel que venía... sí hombre, el mariquita aquel, el de Granada). Palencia se calla por lo que pueda pasar.

Palencia vive con un tío suyo funcionario, hombre de posibles que le escribe los libros de arte y que ruega a los jóvenes que “no hagan daño a Benjamín”.

Palencia:"Clown"


El cura de Vallecas les cede un casón viejo para que monten su estudio –casón por el que habían pasado las brigadas internacionales y los moros. Palencia al llegar a la casa decide exorcizarla, alza un gran crucifico y anatemiza a los demonios, invocando a san Francisco de Asís ante el cachondeo de los lugareños que les observan por las ventanas y la vergüenza de los jóvenes discípulos.

Días después, ya restaurada la casa –pues más que pintar los de la nueva escuela trabajaron duramente de albañiles- aparece un gañán que les exhorta de malos modos a abandonar el sitio. Llama a la guardia civil y






La escuela así tuvo varias sedes –almacenes, ermitas, una herrería. Limpiando, Alvaro Delgado cogió el tifus. En estos trabajos y en charlas filosóficas se va el tiempo más que en pintar. Tampoco hay pasta para materiales. Roban unos bancos de la calle Velázquez para hacer muebles y caballetes.

Una mañana en los muros de  una ermita Alvaro Delgado se encuentra pintados unos ángeles y el lema…

Los angeles les guardaran la entrada de este recinto preserbando la pureza de este convivio



Palencia le dice que lo ha pintado la Virgen. Pero esa falta de ortografía, ese preserbando con b de burro, convence a Delgado de que es mentira. La virgen no puede tener faltas de ortografía. 


Frío y hambre. Benjamín Palencia se lleva sus bocadillos comprados en Lhardy y los chavales comiendo patatas asadas que les dan los de Vallecas. Cuando llega el calor se trasladan a la choza de un melonar, donde el dueño les regala melones y sandías. Al atardecer, entre el vuelo de los vencejos, dibujan a los niños del pueblo que les hacen corro.


Viendo la arbitrariedad y despotismo de Benjamín Palencia, empiezan a abandonar el barco. Sólo se mantendrá un fiel discípulo, Francisco San José, pero cuando coge la hepatitis, Benjamín –aludiendo su gran sensibilidad hacia el dolor- pasa de ir a verle al hospital, y ya… es mucho. Nunca segundas partes fueron buenas.


Bibliografía: Mito y realidad de la escuela de Vallecas, de Raul Chavarri, un libro muy antipalentino. Chavarri intenta infructuosamente contactar con Palencia, recabar su testimonio, pero Benjamín le huye y a lo más que llegan es a cruzarse una correspondencia plagada de borderías… Gran libro que, más que crítica de arte, es una historia de aventuras

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