No
entiendo lo que le pasó a aquel chicho, era muy piadoso. No faltaba nunca a la
congregación de los kostkas …
Tal
era el dudoso diagnóstico del tío Joaquín sobre Blas de Otero en el pequeño
Bilbao prewar donde todos se conocían (T J no comprendía el paso del gran Blas
de poeta cristiano a poeta social y rojo).
la blanca la del viejo, la rojita a la izda la de Blas |
La
casa donde nació Blas es contigua a en la que creció mi padre, acojonante casa
malvendida familiarmente. Y, para meternos todos en el mismo saco, y yo también
cobrar protagonismo: yo aprendí mecanografía en la casa donde nació Blas de
Otero, siempre pensé que se me podía pegar algo. Era en otro piso, claro, una
academia que se llamaba Mecarapid. También la poesía de Blas de Otero tiene
algo de mecanografía, en el mejor sentido: el de las palabras negras clavadas
con limpieza sobre fondo blanco.
La cocina es lo más surrealista de la casa.
(Claro que me refiero a
las cocinas con fogón de carbón.)
Una bombilla amarilla
ilumina la dostoievskiana cocina.
Noches de invierno, con
lluvia, frío o viento o granizo y las
escuálidas
gotas chorreando por la cal.
5 Yo he residido
largamente en la tierra, esto es: sobre las lívidas baldosas
de la cocina.
He escrito muchos poemas
en la cocina
Y, por poco, casi he
rezado en la cocina.
El mes de febrero es
elegido con fruición por todas las
cocinas de
provincias.
Mi cocina en Hurtado de
Amézaga, 36, contribuyó poderosamente
a la evolución
de mi ideología.
10 (Hoy recuerdo aquella
cocina como un santuario, algo así como Fátima con carbonilla)
El
poema es “El obús de 1937”, pero aquí se refiere a otra casa de la misma calle,
donde pasó la guerra… Y un poco más arriba, ya cerca de Zabalburu, está la casa
familiar, casa La Terraza, que construyó su padre. El caso es que Blas de Otero
se pasó de niño y joven dando vueltas Hurtado de Amézaga para arriba y para
abajo. (No voy a dar números porque he estado mirando en internet y cada uno
dice una cosa, y además la numeración ha cambiado desde entonces. El que quiera
hacer una ruta cultural, que se busque la vida…).
No
sé qué habría pensado Otero del premio nobel para Dylan, a lo mejor que se lo
habían tenido que dar a él mejor, pero es de los primeros poetas que le citan,
ya en los sesenta estaba al loro de Bob:
Hoy
es Domingo y por eso / decía César Vallejo por eso / escucho a Bob Dylan / me
hundo en el fondo del subconsciente / buceo a ojos cerrados y todo aparece
diáfano como la armónica de Bob.
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