martes, 2 de marzo de 2021

QSF



Más obituarios… Pero me ha sorprendido el clamor popular acompañando la muerte de Quique San Francisco -un "tipo entrañable", que destacaba por su simpatía y humildad. Conmigo (era una entrevista por teléfono) estuvo borde, y crecidísimo… Daba igual, se habría levantado con resaca, así quedó un texto más gracioso –pues claro que me llaman para rodar, me llaman de todas partes, cómo no me van a llamar si es que lo bordo, ¿no ves que lo bordo? 

No sé si San Francisco era buen o mal actor –no, malo no podía ser ni queriendo, con ese careto y ese físico absolutamente suyo. Renegaba también del cine quinqui y no le gustó que se lo recordara –sois todos iguales, ya estáis con el coñazo de las películas de macarras, del Eloy de la Iglesia- aunque años más tarde cambiaría su valoración, reivindicaría su paso por el género, una vez conferida (y con razón) la denominación de qualité al cine de Eloy

Oye, Jaro, ¿a tí nunca te han puesto una varita?

Lo cierto es que en aquellos personajes, San Francisco quedaba siempre un poco por encima de la peña, siempre a flote, como el elegante que frecuenta el canalleo pero abandona el barco antes de hundirse… Ojos profundísimos, gesto sereno y vagamente pensativo, le sacaban de la vorágine de la acción. 


Una noche también le vimos por la calle, una noche rara de domingo en Arguelles. Apareció como por sorpresa, cual muñeco propulsado de ojos fulgurantes –ojos de serpiente o de encantador de serpientes-, saliendo de tras un árbol para pedirnos un cigarro. Ya no estaba Rosariyo.  





No hay comentarios:

Publicar un comentario