domingo, 10 de marzo de 2013

MEDARDO MEDARDO



Leo que ha muerto, ya muy mayor, Medardo Fraile. Recuerdo aquellos cuentos completos editados por Alianza… MF era de la cuerda realista de los Fernández Santos, Aldecoa… pero con un punto siempre de humorismo y de extrañeza. Incluso algún relato fantástico o semipoliciaco, como las cañerías de Legazpi vistas con el monóculo de Augusto Dupin...


Pero no es cosa de buscarle influencias. Decía MF, en el prólogo de aquel libro, que el escritor que empieza, el escritor joven es o se siente adánico- en expresión que no he olvidado nunca-, o sea creador partiendo de la nada.

A mí sin embargo aquellos cuentos me resultaron inspiradores  y me dieron carrete para escribir por mi cuenta cuatro o cinco relatos, hasta que me cansé del rollo de MF.
Hace unos pocos años, otro libro suyo cayó en mis manos, una especie de memorias del autobobo (juro que me ha salido así: ¿errata?), allí Medardo era el más listo, el que más follaba y el que mejor escribía (“mejor que Aldecoa”, llegaba a decirle Fernández Santos por encima de las mesas del café) y todo eso lo ponía con tal vanidad que rayaba en ingenuidad. Debía ser, en el fondo, según dicen quienes le conocieron, buena persona.

Medardo Fraile era de los últimos últimos de su generación. Si acaso, queda vivo Jesús Pardo…, (y ahora que caigo, también Alfonso Sastre... y Ferlosio). Umbral trazó con atmósfera inmejorable el retrato de aquellos escritores sin glamour en La noche que llegué al café Gijón. Medardo Fraile y también Meliano Peraile –su cuasihomónimo, más joven pero antes desaparecido- a quien el siempre estupendo Medardo consideraba su discípulo. 

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