jueves, 27 de febrero de 2014

EL DUENDE




Estábamos en el Candelas (1) –pub de etílico recuerdo-, cuando entró Paco de Lucía con los de Ketama. Los Ketama se sentaron en torno a una mesa, en actitud reverencial, y Paco de Lucía, en un asiento corrido, muy tieso, apoyado contra la pared. Yo fui a entrar al ídolo, aprovechando que su mujer de entonces era prima tercera, o algo así, de mi padre. Pero tampoco me acordaba de cómo se apellidaba.
-Gandarias- me lo dijo él, adivinando extrañamente el apellido que tenemos en común (2). Paco de Lucía me pareció muy serio como una estatua que hablara, serio pero no distante. Lo que ocurrió es que a mí no se me ocurrió qué más decir y a él tampoco. Me había sentado a su lado y a mi lado D, el bongosero, que era un flamenco cabal, y enfrente los Ketama con la boca abierta y vino entonces el dueño del Candelas que era un gitano intelestual y nos dijo que no molestáramos al maestro, pero al despedirme estreché la mano que tocaba la guitarra. La izquierda es la que piensa, la derecha es la que ejecuta.



(1)   En el Candelas también hablé una vez con Morente, pero esto no lo voy a contar
a)      por no malograr músicos (vs también al respecto la entrada de Eskorbuto)
b)      por ser para mí Morente “un tío enrollao”, un personaje de la noche, pero en ningún modo un genio como Paco de Lucía.




(2) La ex mujer de PdL es Casilda Varela Ampuero, hija del gral Varela, el que victorioso avanzaba en la contienda por el sur hacia Madrid, quién sabe si el que plantó en la Casa de Campo el Cristo de los Pepinos. Con Paco creo que también hablamos de la finca que tenía su mujer en Durango y donde iba el guitarrista a componer. 




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