viernes, 24 de marzo de 2017

HISTORIA DE LAS GRECAS

 

 
Las Grecas, Tina y Carmela, Carmela y Tina, Las Grecas, voces de infancia.
He ido pillando los cuatro vinilos de Las Grecas (los tenía en casette: desaparecieron), con paciencia y algo de pasta, tampoco mucha. Los dos primeros, Gipsy Rock y Mucho más, son los que desarrollan el gipsy rock: un muro de sonido a base de rock progresivo, guitarras distorsionadas, baterías, y flauta (José Carlos Molina, antes de los Ñu). Hay efectos sonoros –ecos en las voces y unos coros que quizá no casan mucho, como suele pasar con el gipsy rock, que por un lado va el gipsy y por otra va el rock. Pero ahí están ellas, angelicales y desgarradas. Los dos últimos –Tercer álbum y Casta viva- tienen unos arreglos más convencionales, y por ahí vino quizá el final artístico del dúo, aparte “problemas personales”.


Las Grecas tocan muchos palos por flamenco o por rock. Remotos aires árabes, tanguillos, soleá, pero también versiones de Roberto Carlos y The turtles y Los Brincos, y una Zarzamora que quita el hipo. En Tercer álbum un country blues que es de lo mejor suyo: No sé qué hacer.



Esa la historia musical de Las Grecas, muy resumida. La desarrolla exhaustivamente Roberto Macho en La Fonoteca (la enlazo porque vale la pena leerle). La historia humana es una prolongación del drama de su música, con Tina, la hermana pequeña, diagnosticada de esquizofrenia.
 



Carmela siguió con el grupo junto a otra falsa greca, espúrea y traidora. Esta y otra choni se hicieron con el nombre de Las Grecas –que por lo visto no estaba ni registrado, y aquí el que no corre vuela -y ahora van por ahí de Grecas, haciéndose pasar por Las Grecas, pero Grecas sólo hay unas, que son dos, Tina y Carmela.


Carmela se fue a San Blas, me cuentan amigos del barrio. Y Tina andaba muy malamente, entrando y saliendo del Alonso Vega (hoy Rafael Lafora), carretera Colmenar. Otro conocido de SB, que también fue inquilino del psiquiátrico, contaba cómo él y la Greca loca escaparon del loquero y se pusieron a hacer autostop para Madrid. Al colega le cogieron pero a la greca, cómo estaría la muchacha, la dejaron en la cuneta. Muñeca…

Un verano de hace mucho, un verano de noches Vacías, la Tina se pegaba como una falena en el cristal iluminado del Seven Ileven de la calle Toledo –haciendo percusión con la caja de cerillas de cocina, frotando las cerillas en una bulería enloquecida de alucinación y fósforo.

Hay fotos en internet documentando su debacle, pero no las voy a poner. Pa qué. Las Grecas, queridos niños, fueron unas Azucar Moreno con menos cabeza pero más feeling: nostálgicas, sensibles, siempre eléctricas.
 

 

LaFonoteca, Disco: Gipsy Rock

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lafonoteca.net/disco/casta-viva/
 









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