domingo, 19 de octubre de 2014

PASTICHE 1


  


Por esa zona, junto a Oporto –glorieta Valle del Oro, creo que es ese su nombre exacto-  había muchas bodegas, las mismas que fueron desapareciendo de tantos barrios de Madrid. Aún resisten allí sin embargo, tal vez por ser Carabanchel barrio de barrios y permanecer algunas zonas recoletas.
 















Salen a beber a la calle, los botellines de un caldera traslúcido, recuerdan en la luz de la tarde piezas de alfarería (reliquias que subsisten en una sociedad que todo lo va cambiando). Son morenos y delgados, con barba de días –todavía a algunos los conocí como niños-, a ellos se suman los descendientes de sudamericanos. Visten vaqueros y playeras y camisetas sin cuello de manga corta –el uniforme de los barrios desde hace décadas-. Alguno, no menos carabanchelero, una zamarra con llamas y cordones y motivos peruanos, y una gorra de lo mismo. Le miran y hablan los demás sin extrañeza, uno más, apenas teniendo en cuenta ramalazos de exotismo. Ese barrio creo que era el límite entre Carabanchel y Madrid.








No hay comentarios:

Publicar un comentario