miércoles, 11 de enero de 2017

DESTINO CASAL

-¡Mirar, mirar, es Tino Casal!
 
 

Iba con Gloria y con Carmen, que era muy mitómana. Tino Casal se giró en su chaquetón verde de pirata, y nos miró fieramente. Ojos hipnóticos de kool. Era un nota y estaba como en el plató de Aplauso, pero en la barra del Palentino (estoy hablando de hace mucho, todavía no habían irrumpido los hipsters).


Sres de RTVE, ya estamos hartos de ese cuento de la movida. La peña no era tan moderna. Barón arrasaba en San Isidro, a Gabinete sólo iban cuatro gatos. El héroe era Rosendo, no Carlos Berlanga.  Rock Ola quedaba muy lejos, Malasaña estaba infestado de yonkis y te agarraban por los hombros pidiéndote unas libras. En los ochentas hacía mucho frío.

Pero Tino Casal ya era otra cosa. Tino Casal era carne de los 40 Principales (a mucha honra) y  ya tenía los 40 tacos, un viejo entonces. Tino Casal iba por libre, produjo a Obús rompiendo el antagonismo heavy /tecno.


He ido a ver una expo sobre Casal y me encuentro mucho guardarropa y mucha moñería, pero también vídeos y cuadros y dibujos y esculturas hechas por Tino Casal que no están nada mal, y anticipan todo el rollo gótico, aunque sea de plástico. Incluso he oído a mis sobrinas cantar alguna canción suya  -sube al coche/reina de la nochee.../olvida tu mal humor-. Eso quiere decir que vive y es moderno.


No es por reivindicar a Tino Casal, entre otras cosas porque ya están todos muy reivindicados, desde El Fary a Coz. Pero la industria en mantillas, la juventud amuermada por los dispositivos, podían tomar nota del productor/cantante/escultor/modisto, hombre de fatídico destino. (Le debía quedar como un año de vida.)
 
 
En Madrid vivía enlas laderas del Park West,encima justo de la estación de Pío (entonces Norte), por si le apetecía en un momento dado volver a Asturias.

 

Aquella noche  invernal de sábado  –la noche que vimos a Tino Casal- podía habernos contado todas estas cosas, y más todavía. Le habríamos escuchado con ganas. Pero se dio la vuelta bailando y siguió con su carajillo.
 
 

 

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