domingo, 12 de mayo de 2019

ANOCHECER EN EL TERCIO


Raro raro el barrio, a veces he soñado en él una existencia feliz e hipotética. Volviendo de noche con la brisa para encontrar sus calles tiradas a cordel sin gente ni coches –un gato cruzando como una serpentina. los jardines, los patios...


Nombran sus calles Chindasvinto, Rencesvinto y otros caudillos visigóticos. Frantxu lo mandó construir, o el fascistón de turno, como una colonia sindical… Con la democracia entró la droga a saco (en la cantina de la calle Gorrión el tabernero partía el costo con cuchillo y tabla de cocina), y muchos años después, lo ha repoblado alguna gente guay del diseño y el artisteo…


Mantiene su misterio en el silencio del anochecer, cerca pero lejos de la ciudad, antes de que en unos días estalle la fanfarria y los cóetes en el fronterizo Parque San Isidro.


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