lunes, 5 de septiembre de 2011

RARA ALCARRIA: OBILA


-Así están las cosas- dijo el hippie, como en una película de vaqueros, y dio por terminada la conversación. Pero encontramos un sitio, ya en el Tajo, que bajaba con fuerza, pero en el lecho de rocas era posible hacer pie... El valle se estrechaba y un par de kilómetros más adelante estaban las ruinas del monasterio de Obila.

Las ruinas quedan ahora dentro de una finca. El monasterio, de finales del siglo XI, lo compró en los años 30 Randolph Hearst, el magnate/mangante de la prensa americana, y se llevó la mitad de las piedras, que decoran ahora un parque de San Francisco... La otra mitad se quedaron aquí cuando estalló la guerra y se bloqueó el puerto de Barcelona.


RARA ALCARRIA: CIVICA


Extraña Cívica, con la roca caliza horadada en cuevas, escaleras, balaustradas, a un lado de las cascadas de agua. La documentación sobre el lugar es más bien escasa. CJC en su Nuevo viaje a la Alcarria, lo compara con “una aldea tibetana o el decorado de una ópera de Wagner”. Al otro lado de la carretera, en un ribazo que da al río Tajuña, hay una cabaña que hace de bar, regentado por una pareja de hippies (macho/hembra) que juegan a las cartas en la tarde solitaria.
Los hippies se muestran reacios y poco comunicativos. Hay que sacarles la información con tenazas: “Lo mandó construir un cura… hace mucho tiempo…cincuenta años o más…” La música se ha parado y entra en el bar a dar la vuelta a la casette de los Dire Straits. El bar queda en un pequeño prado, junto al río. Le preguntamos a la tía:
-Oye, ¿no sabes por aquí algún sitio para bañarse en el río?
-Está prohibido bañarse en los ríos- sentencia la gorda, que está fumándose un porro del quince.


jueves, 1 de septiembre de 2011

DESGUACE


Voy al desguace a por una pieza (espejo retrovisor derecho). Como otras veces que he ido al desguace voy un poco acojonao, por mis nulos conocimientos de mecánica y sobre todo porque entre la gente que va al desguace hay mucho machito. Incluso hay un cartel que dice: “No se puede acceder a las naves sin llevar puesta la CAMISETA”. Ahora veo que también van mujeres al desguace, incluso veo algunas con su bombo, a lo mejor se las ha follao un camionero…
 
Este desguace es gigantesco. Hay las naves y también inmensos patios donde suena por los altavoces una canción de Fito, cantante hortera que gusta mucho a los machacas. La gente se mueve al ritmo de la música, con una agresividad dinámica, entre los solares en que se amontonan los coches destrozados.
Estos solares están cerrados por vallas metálicas, y algunos vigilantes de seguridad los recorren con furgonetas para que nadie tire las piezas al otro lado de la valla y se las lleve sin pasar por caja.
¿Cuál fue el origen de estos desguaces? Probablemente, al principio, quizá el solar de un chatarrero, que fue acumulando coches y dándoles salida pieza por pieza. El caso que me han cobrado un pastón por el espejo. 
La gente contempla con fascinación inhumana los coches destrozados, algunos con la expresión resabiada del que podría, con las piezas adecuadas, armar un coche manualmente en un periquete…
Los grandes desguaces, al borde de las autovías, son una fácil metáfora del mundo industrializado, de la sumisión al maquinismo… (No voy a decir a qué desguace he ido para no hacerle propaganda).

EL DEMONIO DEL ESTRAMONIO

El lugar del crimen fue en un convento abandonado, La Aldehuela (carmelitas descalzos). Era en una rave y algún malote introdujo una botella de estramonio. Testigos presenciales cuentan que a la mañana siguiente vieron vagar a algunos alucinados, que recorrían el parque Sureste como el desierto de Sonora, momentos antes de caer fulminados. Dicen que no los mató el estramonio, sino un golpe de calor.


Esta planta de estramonio crece en terrenos yesíferos y mi única experiencia con ella es que pincha las ruedas de las bicis (una vez me tuve que venir andando desde Ciempozuelos). Ahora los alcaldes de la zona quieren derribar el viejo monasterio, que fue, dicen, cuartel general de Modesto y sus tropas en la batalla del Jarama. Y también, en el colmo de los absurdos, erradicar la planta alucinógena, con lo que sólo lograran incrementar su valor, incluso que se formen partidas de buscadores de estramonio…